Yo te extraño, quizás no tu persona, no tus pies secándose camino a las baldosas frente a la playa; yo te extraño pero quizás no extraño las callecitas y esa vuelta a la esquina en San Cristóbal. Yo extraño lo que permitió que la ansiedad me consumiera, extraño los días en los que no eramos nada ni teníamos hijos en común, extraño la libertad que existía cuando no había conseguido tu cuerpo, como ahora lo consigue quien puede, pero extraño los sonidos que haces cuando escribes, ese raspón entre el papel y la pluma, diferente para cada persona, extraño esos cerros que no son cerros, sino montones de tierra seca sin olor, con verdolagas que apenas los cubre y pasto en mechones, extraño ser ese pasto maldito que aunque lo cortes retoña, extraño llorar sin ventaja, redimirme a la risa para luego rodas por entre la alfombra pensando que ese día no se puede acabar el mundo porque estás, silente pero sin embargo ahí acostada, Tomé tu mano una de estas noches, eres mas humilde cuando callas, cuando no estás alerta, haciendo reproches o encontrando problemas. cuando dejas ver tus pechos que he visto católicamente y que ahora defiendes, como si tuviesemos algo que defendernos. Todos los destinos se escriben en plata sobre un borde de la luna, ahí una letra garigoleada cuenta las historias y de la mía parece que se acabó el tiempo, ahí estás con tu sonrisa en ese figurín, con aquel tipo que no sabe de la pizza sin pepperoni, o que no hay que hacerte caso cuando estás de mal humor, pero si hay que hacerte mucho caso en los días fríos cuando pides un abrazo pero no lo mencionas. En la luna dice como te marchas, como paso a paso te vas alejando y no vuelves, aun así sigo sentado con esas canciones que he dejado de oir. no tengo gritos, ya no hay reproche. la larga maquinaria sigue su curso, esa lamina motriz va haciendo que como la luz que desaparece tras la sombra del mismo mundo, desaparezca, la vida, las alegrías, la piel. Vayan al diablo todos, eso es lo único que puedo sentir.