viernes, 23 de octubre de 2015

El dador de felicidad

Estaba sentado con uno de mis tíos, en un bar y me llamó la atención un tipo raro que llegó a venderle un billete de lotería; aquel pequeño hombrecillo tenía la piel completamente quemada, y al parecer era un personaje muy conocido, todos lo conocían y lo estimaban; mi tío le compró, cruzó palabras y seguimos comiendo. Luego cuando nos fuimos le dije "¿y como se quemó?"; mi tío me dijo; "bueno, la gente le compra por que el ha vendido 8 billetes que han sido premio mayor, tiene mucha suerte el 'quemadito' le dicen, sucede que hace muchos años, antes de su accidente, ya vendía billetes, un vez un hombre le pidió un billete de lotería pero le dijo que el lo escogiera, el muchacho en ese entonces, escogió uno y lo cortó, aquel hombre sacó el premio mayor, eso le dio mucha fama y la gente pedía que escogiera, los billetes, y algunos salían con premios, otros reembolsos y bueno algo así, en el bar que frecuentaba, los muchachos lo animaron a que escogiera un billete para si, quien sabe quizás tendría suerte, así que escogió un número, y lo llevó a casa; esa noche, prendió unas veladoras cerca del altar donde tenía sus santos y la virgen, y puso el billete, no sin antes rezar.
pasaron unos días y cuando estaba vendiendo en la plaza, un niño llegó corriendo a avisarle,  'te lo ganaste, te lo ganaste' era el grito, rápidamente se corrió la voz y todos los que lo conocían lo alcanzaron en el bar;  en efecto su número era el premio gordo, los muchachos del bar aplaudieron, y aquel vendedor de billetes de lotería no cabía en si '70 millones de pesos' gritaba, lo vitoreaban, un tipo le invitó una cerveza, ronda para todos, y a cantar ya celebrar; entre el alboroto y la música, esa noche aquel vendedor llegó a casa, y como todas las noches agradeció a los santos y prendió las veladoras, el billete ahí sería cobrado al otro día. No se si el aire, una tabla, la vida misma ó el destino, quien sabe que fue, pero los santos, en algún momento de la noche comienzan a arder, junto con las cortinas, la pared de tablas en el pequeño cuchitril donde él vivía, ardió la cobija, su cabello, el cuerpo, el trató de salir, y sacar el billete, nada se pudo rescatar el fuego arrasó con todo, y lo redujo a cenizas".
La noticia salió en los diarios, aquel hombre estuvo gravísimo, por mucho tiempo, pero conservó la vida. Tiempo después regresó al barrio, quien sabe si lo entendió de esa forma pero desde entonces el "Quemadito" nuca compró ningún billete más para si, no obstante, vendió y vendió muchísimos, es más  entregó otros 6 premios mayores, junto con muchos otros;  como yo lo veo, hay personas que vienen a este mundo a cumplir una función, hay quien por ejemplo viene a entregar muerte, para otros, nunca para si, o como en el caso del "Quemadito" felicidad, felicidad, para otros nunca, pero nunca para sí, y esa es una regla que este tipo de personas debe obedecer: jamás intentar quedarse con la felicidad que se tiene que entregar. De todo lo que he relatado en la vida, esto es con lo que más me he identificado.

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