domingo, 24 de enero de 2016

El regreso del soldadito.

Felipe regresaba ese diciembre a su pueblo, "hace 6 meses", parecía más tiempo, regresaba recién del colegio militar. De lejos su abuela lo vió desde el corredor, el muchachito de un salto bajó de la carreta y entró a la casa, calzando  huaraches y con un morralito colgado al hombro; languido y con ese caminar gracioso Felipe saludó a la abuelita de beso, y entró a la casa.
Al día siguiente muy temprano tomó su uniforme beige se lo puso, anudó las botas y acomodó  el birrete, "¡hijo!" exclamó la abuela, Lucía imponente como una estatua de porcelana, el uniforme lo hacía verse diferente, mejorado, con clase. Por regla Felipe tenía que reportarse en el cuartel mas cercano al empezar las vacaciones y al regresar al colegio debía avisar de su partida. La abuelita le dío 50 pesos para que fuera en taxi hasta el cuartel que está en el pueblo siguiente y le dío la bendicíon con un beso, mientras que orgullosa lo veía caminar a la puerta y dar la vuelt a la esquina.
"Es Felipe" se oía murmurar a la gente en Zapoteco cuando aquel soldado muy bien almidonado caminaba derechito por las calles hacia el parque, "mira ahí va Felipe" exclamaban todos los que se asomaban por las ventanas, "¡Es soldado!" decían con emoción los mirones viejos y jóvenes, mientras él, con el pecho inflado y muy serio cruzaba por entre las calles y las cuadras repletas de  casitas techadas con  tejas ante la mirada risueña de algunos que lo saludaban desde los corredores. Felipe llegó ese año, el día que cumplía 17 años, a sus primers vacaciones despues de entrar al colegio militar; mientras caminaba un amigo suyo que manejaba un  taxi le gritó "¡Felipe subete!" se oyó  desde lejos mientras  abria la puerta del copiloto, Felipe abordó el vehículo y el interrogatorio fue inminente, el muchacho interrogó a Felipe lanzando preguntas intermitentes y sin dejar que este respondiera "¿ y cómo te va?, ¿es cierto que les pegan?, ¿verdád que te tuviste que aventar de la plataforma 10 metros para entrar?, ¿ te dió miedo? que va, pero si te aventaste ¿no?, y ¿es cierto que les escupen la comida?, ¿los arrestan?, los bañan con agua helada y no los dejan dormir ¿no?" mil y un mitos otras verdades, que el mismo taxista se contestaba sin dejar que Felipe pronunciara palabra, Felipe entonces solo se reía y dejaba que el conductor dijera todo. Una señora que iba en el asiento de atrás abría los ojos grandes y ponía muchisima atención. Al llegar al cuartel Felipe intentó pagar el viaje, sin embargo el muchacho se negó a recibir el dinero insistiendo en quedarse a esperarlo y regresarlo a su casa; Felipe entró y el encargado de la puerta lo saludó, gesto que sorprendió al taxista que observaba todo desde el otro lado de la calle, "eres potro ¿no?" dijo el soldado de la puerta, y condujo a Felipe con el oficial a cargo quien sellaría el documento de registro, y claro como es de suponerse le dieron la novatada, 25 tablazos en las nalgas, luego de la "recepción" Felipe se pudo ir, obviamente que su amigo entusiasta solamente vio como escoltaban a Felipe de regreso a la puerta y hacían el saludo militar para despedirle. Ahí se fueron los dos, y que bueno porqu elos tablazos le impedían caminar el taxista contándole a todos como era casi "general porque lo respetaban en cualquier cuartel" y Felipe doliéndose en silencio de los tablazos nunca reveló la verdad. Ese fin de año quedó lleno de momentos gratos, muchachas que nunca había pensado que le hablarían, un beso, sonrisas saludos, coqueteo, todo gracias al uniforme y a la ayuda de su amigo Edmundo el del Taxi, que por esos años ya era conocido como "Todomundo", porque si él sabia algo, lo sabía todo mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario