pues estabas sobre la barra, claro apenas la luz de encima del espejo nos iluminaba, me acariciabas el derriere, gritabas bastante, gritabas mucho y cada movimiento era mas intenso, más íntimo y mas nuestro, no recuerdo haberte soñado así antes, sin embargo me recorría el escalofrío, un electrizante y efímero impulso entraba por mi miembro recorría mi cuerpo, necesito ese momento, necesito volverlo ayer, hacerlo consciente, explotar como explotamos, verte a los ojos, sudor, tus manos en mis labios. Esa delicada forma de tu piel, ese momento erotico que has reprimido pero busco acelero, me encierro, lo sueño todo el tiempo, te sueño todo el tiempo; yo escribo canciones por la gran y melancólica incapacidad que tengo de dejar en el olvido y la in trascendencia mi vida, no me es posible conformarme con el tiempo y las imágenes que se van alejando en el pasado, pero en esto, a ti te necesito tanto, te deseo tanto, te amo tanto.
Doctorante en tecnologías e IA, Maestro en Educación y redactor editorial con más de 15 años en el sector educativo. Aquí comparto textos que nacen de lo cotidiano: Escribo sobre el tiempo, la soledad y esos momentos donde lo extraordinario se cuela en lo ordinario. Bienvenido a mi rincón. No tengo más que perder... aparte del tiempo.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Platónico
Amamos porque quizás es nuestra naturaleza, como muchas otras naturalezas que poseemos; dijiste que no hay algo en la vida todavía que te apasione al grado de ser tu motor para nuevos proyectos, yo te digo que a mi me apasiona lo inteligente que eres, lo bien que te quedan las faldas, tus manos entre las mías, los días que cuento contigo y los que se que estas ahí eterna, pero mía en el imaginario de nuestra perfecta primera vez. Te amo tanto como me amo a mi, tanto como para no dejarte ir pero tenerlo que hacer. Amamos porque aun estamos vivos, amamos porque somos la fuerza entera de la voluntad de no alterarnos, pero cuando nuestros corazones choquen esa luz encenderá el mundo, hará vibrar lo que amamos, hoy, siempre, alguna vez algún día...
viernes, 2 de septiembre de 2016
Reconciliarse con Dios
Ahora, después de mucho tiempo la vida que ha dado tantas vueltas me pone a punto de las lágrimas, cuando comencé a bajar por este espiral fui llenandome de odio todos los días, todas las semanas, todos los meses y quizás en esa entrada ríspida de la rebeldía y de la ilusión me fui encontrando con salidas alternas que no pude o no supe o no quise aprovechar.
Como cuando la noche obscura se vuelve día, como cuando una verdad se revela, como cuando el delicado velo del amanecer se cuela y vuelve dorados los brillos de la mañana, así, así me encontré con unos ojitos pequeños...Rodrigo. Tampoco sabía qué hacer, tampoco sabía cómo sorprenderme o cómo manejarlo pero ví nuevamente a mi hijo, más crecido, más elocuente, muy inteligente y el rencor y el odio solamente se fueron.
No pretendo que las cosas vayan nuevamente mal al decir que estoy un poco reconciliado, estoy feliz, estoy agradecido porque después de tanto tiempo finalmente lo vi, mi hijo y mi vida está un poco más completa que se vayan ya todos los demonios, todos los fantasmas, toda la soledad, todas las idioteces que se fugue que se vayan, que las lágrimas y el nudo en la garganta no vuelvan a mi hoy, vi a mi hijo y puedo, si quizás yo muero, feliz estoy reconciliándome un poco con Dios.
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