Ahora, después de mucho tiempo la vida que ha dado tantas vueltas me pone a punto de las lágrimas, cuando comencé a bajar por este espiral fui llenandome de odio todos los días, todas las semanas, todos los meses y quizás en esa entrada ríspida de la rebeldía y de la ilusión me fui encontrando con salidas alternas que no pude o no supe o no quise aprovechar.
Como cuando la noche obscura se vuelve día, como cuando una verdad se revela, como cuando el delicado velo del amanecer se cuela y vuelve dorados los brillos de la mañana, así, así me encontré con unos ojitos pequeños...Rodrigo. Tampoco sabía qué hacer, tampoco sabía cómo sorprenderme o cómo manejarlo pero ví nuevamente a mi hijo, más crecido, más elocuente, muy inteligente y el rencor y el odio solamente se fueron.
No pretendo que las cosas vayan nuevamente mal al decir que estoy un poco reconciliado, estoy feliz, estoy agradecido porque después de tanto tiempo finalmente lo vi, mi hijo y mi vida está un poco más completa que se vayan ya todos los demonios, todos los fantasmas, toda la soledad, todas las idioteces que se fugue que se vayan, que las lágrimas y el nudo en la garganta no vuelvan a mi hoy, vi a mi hijo y puedo, si quizás yo muero, feliz estoy reconciliándome un poco con Dios.
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