Una fiesta nos reunió en esa colonia alejada de la mano de Dios, un cumpleaños de algún músico adicto a la fornicación y los tatuajes; ese personaje nocivo conocido como el Guanábana, también asistió a la fiesta, y en un descuido, mientras todos libábamos, salió tras de un mequetrefe que lo recibió con una trompada a la vuelta de la esquina; luego de unos segundos, la mamá ya me estaba dando de chanclazos en la cara por intentar separarlos, el papá golpeaba a mi amigo y el chiquillo aquel se le había prendido de la espalda al Guanábana que gritaba aterrado: "!!Díganle que me deje de morder!!"; uno de los "hommies" de aquel delincuente mordelón, salió con un machete, entre 5 más se lo quitamos y nos subimos al coche para regresar a un bar y reírnos de un zafarrancho digno de recordar.
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