Recordar es vivir, vivir duele, eso por lo menos lo sé, no solo por mi experiencia sino por las experiencias de gente en mi vida, ese año de 1994 y los sucesos que desencadenaron este texto sobre el año nuevo 95; estuvieron presentes en la cabeza y corazón...de alguien, muchos años; todo fue parte de una crueldad, por que como dije la vida es así, como las cerezas, dulces por fuera pero con un corazón duro en el fondo, al final, esa persona quedó plantada en una fiesta de fin de año, sentado con un gorro ridículo en la banqueta, mientras todos recibían el año, el pensaba en ese momento como superarlo un muchachito de 17 años, flaco y enamorado terriblemente de la primer musa en su vida. Pasaron muchos años, y muchas cosas en esos años de 95 hasta acá, y los jóvenes se convierten en hombres, pasan el tiempo olvidando, esos 17 años, ese dolor, y el ser ridículos, en esa fiesta a la que todos fueron, menos el.
Hoy me siento así, justo como muchachito de 17 años, plantado sentado en la banqueta y pensando en los años siguientes, en el tiempo que me tomará olvidar eso, pero la diferencia es que esta vez tendría que fingir que ella no existió, que solamente fue un buen sueño, que en estado de ebriedad, tuve un sueño que duró un tiempo, y está justa mañana me levante y me di cuenta de que no es real, ¿porque hago eso?, por que el alma solo se entrega una vez, y es mejor creer que no existió nunca para sobrevivir, que vivir la vida esperando, tendría que volver al espejo a preguntarle al muchachito ese de 17 años, ¿Cómo se puede?, ¿por que las personas son justamente como las cerezas?, ahhh pero yo estoy valiente, porque a través de los años se puede, se puede perder todo y volver a nacer, es más se de buena fuente que hay vida después de la muerte...
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