Me encontré, solo otra vez en mi habitación, pensando en como llegamos hasta aquí, ingenuamente, yo creo en la gente, aunque pasaron muchas cosas sobre mi, y la coraza sobre el alma fue haciéndose dura, un día creí en ti, creí en que era verdad, que era cierto, que eso que cuentan las personas y que yo no conozco, el amor que le llaman, estaba ahí justo frente a mí, y padecí muchas cosas, padecí de insomnio, porque las ojeras son algo común en los enamorados, me volví lento, preocupado, perdí fuerza, traté de quedar bien, de encajar en tu "mundo", y fui escarbando en mi alma, hasta dejarla al descubierto, la piel quitada, cada hueso fuera de su lugar, en cirugía perfecta y sin anestesia el rojo vivo, latente de los músculos, todo ese amor que sentí por ti, los días que no existía nada más que tus miradas coquetas, los cuentos que te conté, las veces que juré...todo lo que te escribí y perdiste o borraste, todo eso, no tiene ningún valor, que bueno saber que no significa nada, por que después de haberte visto saltar con tu cuchillo sobre el alma que te ofrecí y verte comer el corazón que yo tenía en tres bocados, y más aún llorar para no sentirte mal por lo lo que hiciste...no puedo pensar...ahí en sacrificio vivo para ti, los pedazos del alma que no vale nada, y el reloj andando, estas madrugadas y las otras que te regale, ¡que perdida de tiempo!, ¡que mal que nada puede uno hacer!, el alma se entrega una vez, y cuando se pierde, hay que tener agua en vez de sangre corriendo por las venas para no sufrir, o en tu caso no sentir nada, ¿finjes? ¿porque?, ¿no es más fácil solo apartarse del camino de la víctima?. ¿ no era mejor ?. No va a latir el corazón , por que la venganza está consumada, todo cuanto hice, fue devorado y entre las esquirlas, me arrastro hacia la salida, huyendo del dolor, como una oveja en el rastro, oigo tu risa burlona, pegada a los azulejos, y yo arrastrándome en la palidez de mi cuarto, me voy lejos, huyedo del dolor, a desquitarlo cuanto antes en todos los bares habidos y por haber, te deseo la muerte, pero, no esa la que es con armas, sino la más sufrida, la del alma, que te enamores de verdad, silenciosamente, de verdad, así como yo, que quieras que sueñes, que respires profundo y mires el cielo de otro color, y en el momento en que tu alma este perdida, ese demonio del que te enamores salte hacia ti a mansalva, por la espalda y te destruya y le de de comer tu cuerpo a las aves del cielo y las bestias del campo.
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