viernes, 19 de abril de 2013

Volver...

Más o menos a medio kilómetro de San Juan, empecé a sentir algo de nostalgia, todo esto de no poder ver a Rodrigo me tenía aún  muy deprimido," no es justo", pensé recobrando el coraje, mi hijo se iba de mi y si bien, por orden del juez podía verlo,  lejos estaban esos días cuando su mamá era una persona razonable;  y la conciencia de irme perdiendo los días de la vida de mi hijo... Así iba pensando para mi, mientras el camión  se internaba en la obscuridad de el bosque. Allá bien lejos me parecía ver carbón encendido, manchitas rojas ardiendo, de la quema que la gente hace y que en algunos caso no se puede controlar; de entre los saltos mentales que solamente Cecilia aprendió a entender, fui saltando de recuerdos a pensamientos, hasta hacerme consciente de donde estaba en el momento; y  puse sin querer atención en la vegetación del camino, de entre las ramas y el polvo que forman los caminos en esas montañas pude alcanzar a imaginarme solo en esa inmensidad negra, sonidos y silencios, el eco de la voz de aquella persona que no sabía volver en ese día.
Era julio, en esos años cuando yo era más niño, pero había encontrado que tomar para sentirme hombre, de manera que esa introspección era regular por esos días. Con todo ese ruido del camión y la humedad  del ambiente fui entrando en un estado de duermevela,yo era el único que había viajado ese día, aunque no me sentía del todo confiado, me vencía el cansancio, aunque de momentos, al despertar seguía observando el camino y pensando que tanto faltaría para llegar... Admito que también iba imaginando que sería bajar hasta allá, al fondo de la barranca, caminar un poco y regresar al camión... Esos eran mis pensamientos desordenados y al azar de pronto, algo brilló entre las ramas, "hay luciérnagas" pensé, mientras que algo hacía vibrar mi cuerpo, nervios, excitación, en realidad había visto lo que creía...
El destello, no era igual, ese verde aceitunado, no provenía de una panza de insecto, provenía del fondo de los ojos de un animal... pero en realidad mi mente me jugaba juegos,  no era un gato grande, parecía otra criatura... La imagen se repetía, y yo no daba crédito a lo que había visto, la nuca se me erizó, y volví a ver hacia atrás, lo que me permitía la ventana, esa criatura debía andar por ahí, de hecho la sensación de ver y que te vean, no se me quitaba de la cabeza.
No había nada ahí y mi corazón empezó a dejar de latir. De pronto otra vez por encima del corte del monte la imagen terrible, la criatura entre verdosa se movía por sobre las hierbas y entre los troncos de los pinos. ¡Es cierto!, una criatura, entre verdosa que mordía un animal, ¡si lo vi!, y nuevamente mi corazón latía se aceleraba, mientras el sonido del motor del camión me ensordecía. Luego al voltear y mirar por entre los vidrios empañados de aquel viejo transporte, ahí estaba, pude notar su piel sin escamas pero envuelta en una solución grasosa, y el cabello  en marañado, los ojos reptilianos, brillando por entre la obscuridad semiclara gracias a que mis pupilas se dilataban, aquellos ojos  me miraba desde el campo. Se movió rápido y saltó sobre el toldo del camión golpeándolo, a lo que  el chófer no se inmutó, era común que algunas piedras golpearan el armatoste al ir subiendo por ese camino retorcido y polvoriento, eso fue lo que me dijo cuando hice mención del golpe.
Ahí estaba la criatura semihumana, con una gran fuerza se deslizaba sobre el campo subía a los arboles y seguía al camión como en actitud retadora, la mitad de su cuerpo era un solo "remo", o brazo que terminaba en unas aletas asimétricas,  que tal vez en el momento de su gestación iban a ser dos piernas humanas, un par de dientes asomaban de su boca y garras en vez de brazos lo ayudaban a trepar por la espesa maleza que poblaba los alrededores del camino. casi nos alcanza en una curva y fue el momento en el que pude ver la forma retorcida de esa criatura, el camión no avanzaba y yo seguía aterrado en esa persecución, los minutos pasaron rápido y los embates eran casi interminables, cuando de pronto algo hizo huir  la criatura, el sol, estaba amaneciendo, solo pude ver como se dejaba caer por el camino y bajaba hacía la cañada y se perdía así como llegó, simplemente se fue... Seguía reflexivo, y tratando de entender todo, mientras salíamos a la carretera que lleva a uno de esos pueblos mágicos y luego a la ciudad; más abajo, casi saliendo de la sierra cuando ya era más de día,  de las fauces del conductor salió una exclamación: "Es Condoy" , dijo muy tranquilo, "y eso significa ¿que?"; yo conocía la leyenda de el Rey Condoy, pero ¿Por qué estaba tan tranquilo aquel hombre?, "ya lo he visto, no le gusta que recorran sus caminos, pero no hace más que jugar con la mente de los que no creen en el".
Sigo subiendo por esa sierra, y por muchas otras, aún hoy busco entre la maleza esos ojos, tal vez vuelva a ver a la criatura. 

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