He contado muchas historias, muchas veces he transformado las realidades que me habitan en la cabeza, de todas esas veces parte es toda la verdad, parte es toda mentira; por más honesto que he querido ser, me distraen muchas cosas, muchas personas insípidas que de pronto se hacen presentes, levantan la voz y se sienten en estima, después de estos días mi mirada quieta se fue anegando, cuando entendí por fin que te has cubierto, que por algunas razones, muy tuyas, o por un amor nuevo, o por que simplemente tu nueva vida es maravillosa, quien sabe, pero por alguna razón estas lejos, no tienes voz, y aunque dije que no nos debemos nada, empiezo ese pesado y doloroso trance al olvido.
He analizado mi alma, y en ese túnel obscuro, las paredes húmedas se levantan sobre mi cabeza, hasta dejarme sólo ver un poco de luz verdusca, todo hiede, sólo he engendrado una peste asquerosa, al fondo pequeños sentimientos que alguna vez fueron lindas flores, se han convertido en querezas, largas, gusanos revolviendose sobre la piedra mohosa. No puedo sentir otra cosa, no puedo pensar en otra cosa, porque cada momento de paz se ha ido, toda mi frustración contra la vida, mi coraje por que todo se fue al diablo, y sin duda vivirás con alguien, tendrás ese mundo inmenso he infinito, pero no conmigo... Sólo puedo engendrar odio, hasta el más dulce almíbar se descompone y se amarga en mi boca; el sol quema, el tiempo no se detiene, no hay minutos de contemplación, y por más que intento apreciar lo que tengo, mis carcajadas son de burla, ¿cómo pretenden que sea de otro modo? Si un muchachito perdió lo único que pudo amar, no queda nada y por más que lo intento lo único que tengo es odio, un odio demente, no puedo sentir nada más, no puedo entender nada más esta incapacidad, estas ganas de desaparecer por siempre, esto ya se me hace natural, ya es parte de mi, y como no le debo nada a la vida, ¿Qué más da?... Que Dios te guarde, nunca mas estaré contento, pero puedo fingir bien.
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