No habían pasado más de dos meses de ese semestre, cuando cambiaron las asignaturas que yo impartía en la universidad, ser catedrático me ha dado muchas satisfacciones, pero también ha sido un camino largó y sinuoso en el cual mis experiencias me han sorprendido. De modo que a la entrada de un nuevo personal, yo tuve que dejar algunas cátedras y comenzar con nuevas, hecho que me obligaba a cambiar algunos grupos de estudiantes de los primeros años, así la conocí, al segundo día de mi cátedra con ese grupo, entró tarde, sigilosa mientras yo daba la espalda y escribía en la pizarra a ese salón enorme que denotaba sobre las paredes las muchas capas de pintura de aceite amarilla y brillosa... Voltee y estaba sentada frente a mi recargada en la pared y con una paletilla roja en la boca, su cabello rizado, apenas rojizo y esa sonrisa inmensa, amplia, la falda de cuadros, el suéter gris y mi pregunta al voltear ¿ y usted quien es?, "Akira",contestó coquetamente mientras se sacaba la paletilla.
Mi actuar siempre es profesional, solo que desde ese día algo me dijo que no era igual a los demás.
Diré que como colegio católico, los chicos tienen ciertos espacios y ciertas actividades, aún a ese nivel universitario, de modo que después de unas semanas durante la lectura de la homilía, ella se acercó por delante de mi, no se sí antes ya me había visto así, no lo recuerdo, creo que millones de veces desde el día en que la conocí, pero más profunda, mientras entre abría la boca y jadeaba muy quedo, me di cuenta que frotaba los muslos, logrando excitarse ¿lo hizo a propósito?, aún hoy no sé, pero logró que yo también me excitara, mientras todos veían hacia adelante, yo solo podía verla a ella...
Ignoré por otra semana la insinuación, hasta que un día por la mensajería instantánea comenzamos a platicar de forma inocente, y puedo asegurar que fue así, aunque me excitara completamente su imagen grabada en mi mente, yo no intentaba más, hasta la frase "estabas muy excitado, yo también", me dejó helado frente a la pantalla, yo en ese momento estaba en un café cerca del centro elaborando unos documentos y esperando a mi novia, seguí las líneas de su discurso, " si eres tu quién me gusta" me dijo, sonreí en onomatopeya y cambie el tema, después me despedí, "hasta el lunes ".
Esa mañana después de la primera clase que era con el grupo de Akira, noté que sobré mi escritorio alguien había olvidado su teléfono celular, y salí a buscarlo, sin éxito por que al parecer no tenía dueño, supuso este aprendiz que alguien pasaría a buscarlo, cuando regresé y me dispuse a volver a mi escritorio me la encontré hincada en el espacio que hace la mesa debajo del escritorio y la protección de los pies, bien escondida, le rogué que se fuera, y me preguntó por que mientras se trepaba en mi cual felina al asecho, "vete porque eres irresistible", y me besó, ahí trepada en mi, mientras me abría en canala con un beso lleno de deseo.
A ese beso, le siguieron fotos y vídeos de ella en toda su intimidad, hermosa, desnuda como mano recién lavada, y momentos en los que aprovechábamos la distracción de todos para tocarnos en público discretamente, mientras todos veían la ponencia, ella le daba un leve roce a mi erección sobre la ropa, con el dorso de la mano, o pasaba "convenientemente" frente a mi mientras me dejaba meter la mano bajo su faldita; me robaba un beso mientras se asomaba al salón, o aparecía semidesnuda bajo mi escritorio, en algunas ocasiones regresaba a clase sin ropa interior y me dejaba verla mientras cruzaba la pierna.
Todo era discreto, a plena luz, pero sin que nadie se diera cuenta, y yo a mis 45 años con una chica de 19 me sentía feliz, aunque sin la plenitud que le viene a quiero tiene que esconderse... pero que una muchacha como ella, escondiera sus deseos por mi en filtreo, aunque no soy inocente, supongo que para ella tampoco , no fui su primer o mas grande amor, ambos teníamos alguien más, incluso hoy, no sé si sentía amor por mi, pero y aunque en los primeros días yo solo me subía de tono con ver los delicados filos de su cuerpo, o su boquita hermosa, si al final me enamoré mucho, pueril e inapropiado, pero me enamoré...No pararon los filtreos, y en la primer madrugada del año siguiente, pasé por su casa, ella salió corriendo descalza en pijamas, pisando de puntitas, "fuiste lo mejor del año pasado y espero que de este", me dijo, nos besamos y huí a casa. ¿pero que eramos? , ¿ amantes? ¿novios?, estúpidamente se me ocurrió preguntar, hoy a 10 años de eso entiendo que el amor no se debe explicar, que no cabe en un momento o en una vida, y que 5 minutos o dos vidas completas pueden ser exactamente iguales de intenso, y la vida vale la pena si se tiene ese momento hermoso, sus pies elevados del suelo, la calidez de su boca sobre tu cuello, su vida y la tuya se juntan en ese momentito.
Luego de un poco de alejarme, y de mi pregunta tonta, ese marzo, un sábado me llamó, "no hay práctica de voleybol", no entendí el significado de sus palabras, hasta que envió la fotografía del anuncio de un hotel, al fondo se notaba la calle, luego en secuencia el lobby, el pasillo, la puerta de la habitación "105", luego ella tendiéndose en la cama...corrí una calle hasta mi auto, volé entre los demás vehículos, bajé, me estacioné y caminé una calle más, todo para no ser descubiertos... ya había dejado la instrucción, y el tipo me indicó el camino.
Mi corazón se fue volando esa tarde, la cortina entre abierta, dejaba pasar un poco de luz a la habitación que permanecía a media luz, y ella entre sábanas dejándose abrazar, "que bien me siento", dijo y me besó tierno, sin erotismo, fue el único beso sincero que me dio, supongo, no la acuso, sin embargo a esa edad yo no era el amor de su vida, y sus palabras de amor en las semanas siguientes... me era mas fácil creer que eran de dientes para afuera que realmente aferrarme a la idea de que era cierto.
Los momentos se fueron alargando, se perdió la picardia del primer instante, y después de un viaje de prácticas, regresó, pero no su pasión, y así se fueron las horas, me sumí en la espera, pasó de grado, voló el siguiente invierno, y el siguiente y el siguiente. Ya no la vi graduarse, yo cambié de ciudad de amigos, de pareja, de ser, pero su recuerdo imborrable me quedó horadado dentro del alma. Un día me pareció verla en un andén, pero no estoy seguro, tal vez solo era mis ganas de verla que se acumularon todos estos años.
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