Doctorante en tecnologías e IA, Maestro en Educación y redactor editorial con más de 15 años en el sector educativo. Aquí comparto textos que nacen de lo cotidiano: Escribo sobre el tiempo, la soledad y esos momentos donde lo extraordinario se cuela en lo ordinario. Bienvenido a mi rincón. No tengo más que perder... aparte del tiempo.
lunes, 25 de abril de 2016
Para que te leas, hoy.
Me han hechizado los significados de esos juegos cortos, no puedo platicar lo que sucederá, solo espero sugerirtelo, de poderme visitar, ambos descalzos, las sábanas se enfrian, me detengo a acariciar tu cabello, no está de más el momento real qué juegas a tenerme alerta, tenso y expectante me susurras algo al oído, yo me meto bajo tu pretoria, de modo que se desprenden los botones y devuelves jadeos interesante ser, mimosa tiernamente sensual, necesito el largo de una tarde para recortar cada pilo en tu cuerpo, de boca a boca, de mano a cuerpo, de boca a cuerpo, de boca a sexo... Qué interesante de tu beso los vuelos, labios suaves, carnosos, la cintura pequeña, fijas las manos sobre la piel conteniendo los perímetros del abdomen. Lo que podemos decir pero que todavía no hacemos; regálame esa cita desnuda, que yo sabré apreciar cada espacio entre tu frente y la nuca, reescribir el relato para que lo vivas una y cien veces, que quede sellado y satisfagas las ansias que acabes dando vueltas por todo mi cuerpo. Sirena deseable puedes comenzar con un escalofrío, yo me encargo del incendio. Corre aquí, a integrarte volando sobre las sábanas, has querido encontrar el universo, yo no tengo miedo a la luna subiendo por la espalda sin embargo la mitad de la edad, el tiempo, tu nombre mi espacio, somos uno en cada habitación que inaugura tu cuerpo, mi sonrrisa rasposa, cayendo de ti ese vestido, dejame entrar, ese olor intenso que en cada momento, puede que a solas te voy componiendo las primeras canciones, pideme ser inmortal, de otra forma, dejame encontrar tu cuerpo, volar sobre tu boca, anidarme en tu esquina. Lo que para ti es banal, para mi es perverso, hasta volvernos locos, experimenta mi deseo.
jueves, 21 de abril de 2016
De como se escribe una historia
Bien, estuve imaginando la sonrisa pícara, el cabello al viento y el caminar que embadurna el aire de ese desdén con aroma, esa ud, en un vestido elástico de rayitas transversales. ¿Cómo se le hace una historia donde se le diga de todo y no salga escandalizada?, Quien sabe, solo puedo creer que con mi pequeña experiencia, primero se pone a la protagonista en este caso ud, bajando por esa escalinata, la baranda grosísima de cantera y al fondo la enramada colgando del muro, quien sabe en que condiciones estaba ya en mi historia pera acababa de cantar, algo que seguramente le gustó porque ha tenido a bien mirarme a los ojos durante todo el concierto. Un brazo suyo hace tirante sobre mi cuello, y luego el punto en el que las luces se encienden de abajo hacia arriba. ¿Tiene la imagen?, porque yo tengo la sensación de una curva en la mano derecha es su torso, luego caminar por el amplio pasillo que lleva allá a esa habitación, esa luz que entra todavía de la media tarde hace que su abdomen, desprendido de toda tela tenga destellos naranja azul, luce metálico, yo la contemplo desde mi lugar, ese es mi momento feliz, antes de que la vuelva a besar supongo que habrá que cerrar la puerta, atrancarla y pedirle que si grita, sea muy fuerte, porque todo el silencio del lugar se va a concentrar en esas sensacionales ganas de vacío en mi estómago, su cabeza echada hacia atrás con la boca abierta, las manos sobre la cama a los lados de tu cintura, desde mi lugar entre las piernas la imagen en el espejo del techo, mi cabello en tu regazo, casi me asombra la escena repitiéndose en el techo simultáneamente mientras estrujas el cubre cama. Esa complicidad del delirio que provoca ir volando sobre tu piel, casi rozarla con los labios; un escalofrío recorre tu espalda, frente a nosotros el tocador con un espejo con perímetro en figuras sinuosa, en dorado claro, y la mesa de filos redondeados, vintage le dicen a veces, un sillón y la cortina que corriste dando pasos lentos, ondulando y descalza sobre la alfombra. Nos deja a obscuras la tarde y tu volteas, cierras los ojos fuerte dejando escapar el aliento, el sudor humedece tus sienes, pongo atención en los detalles de tu cintura que se convierte en mi piel, se mueve el mundo, mientras aquella cabecera golpea contra la pared, la sombra se va oscureciendo junto con todo dentro de ese cuarto; la luz ámbar entra tímidamente, solo tu boca arriba, humedecida de pies cabeza, no encendemos la luz, y no hablo para no romper la imagen, solo encuentro nuevamente en la negra noche la humedad de una boca o de...
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