Mientras el vapor se condensa, me encuentro tu cuello, cual columna de mármol pulido, bruñido y trabajado se erige sobre la húmeda cañada de los azulejos en el baño. Cierro los ojos mientras cada gota cae en cascada. Una a una las gotas se han vuelto un chorro maravilloso y cristalino sobre tu piel deliciosa que se macera bajo la lindeza de mis miradas, me gusta lo que veo, tu tono de piel tan similar al mío, resaltan sobre las verdes baldosas, tomar un baño contigo y esperar a que el agua nos cubra. Mi expresión se justifica, pues toda esa cálida piel de temperatura agradable cambia de textura con el agua, "No había visto algo tan lindo y tan desnudo", te digo mientras los paisajes me embelesan, me embriaga tu boca, la espuma humeante del jabón sobre tu torso, tus pechos sinuosos dándole más caída hacia el precipicio del breve espacio en que se distiende nuestro vértigo. Batiendo las alas voy volando sobre tu espalda, escalando y regresando sobre mis pasos, los pasos de mi boca, no he explorado todo, pero tengo la vida para hacerte el amor, para que visites mis argumentos, para que en cada amanecer te mire a los ojos, esos ojos rasgaditos brillosos, vivaces. Eres tierra que merece ser explorada, eres el momento que me deja sin aliento al llegar a la habitación, al llegar a perder el control sobre tus labios. Esta tarde no he pensado más que en verte desnuda y explorarte, perderme nuevamente sin brújula y sin tiempo mi amor.
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