domingo, 9 de febrero de 2025

The Monique

Soñé que entrábamos al lugar.
Del techo colgaba un torrente de plantas desde un macetero enorme que iluminaba el centro del sitio y la barra con destellos de cristal. Las bebidas, de colores vibrantes, rodeaban a los comensales.
Y tú, con ese vestido blanco que ya es recurrente en mis sueños.
La barra terminaba en una curva, y al fondo, el jardín hacía las veces de vivero.

Entramos a la cocina, y me mostrabas diferentes postres, platillos nuevos... Estaban ahí todos, todos aquellos a quienes amo, pero sobre todo tú: con tu manicura perfecta, tu carcajada enorme, las piernas apenas cubiertas, presumiendo un anillo porque estamos próximos a casarnos.

No sé si esos sueños son tuyos o míos, pero te he soñado tanto que ya no quiero dejarte ir.
Ojalá seas tan real como te siento, porque aprendí que lo que sentí antes era menos; que ahora el amor se vive no solo con las entrañas, sino también con la razón.
He aprendido tanto… que cuando dejemos este mundo, quiero encontrarte al otro lado.
He aprendido que las felicidades de la vida se trabajan, y que —a diferencia de otras veces— no importa lo que pase: mi amor es, fue y será.

Monique se llamará el lugar.
Están invitados todos a esa inauguración futura, a la fiesta de compromiso, a la recepción.
Pero sobre todo tú: estás invitada al resto de la vida.
No faltes, que ya te esperé muchos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario