martes, 1 de mayo de 2012

El conjuro

Tendría yo, más o menos 12 años, cuando me enamoré pérdidamente de una chica, bueno pero no era una chica erá "la chica", Pilar, con sonrisita mustia y las uñas pintadas de rosa, recuerdo muchas cosas, porque para que se fijara en mi hice mucho, salté de pronto a su vida como intentando cazarla, como en una fiebre de domador, creyendo que el destino me daría el triunfo de un final feliz. Bueno, no me juzguen, todos los adolecentes piensan eso, y entre el tiempo van perdiendo la ilusión, el poquito amor es devorado por otros seres que se encuentran en el camino, por eso y mientras tanto, recuerdo eso, esos momentos, correr de mi casa a la de ella solamente pa´ ver, o alcanzar a sentir un poco de su aliento, esa esencia que no conocí porque al final en esa historia fuí el enamorado... eterno rechazado, y creo que la espera de que ella llegara, la espera de los domingos al llegar a la iglesia, ignorarla pero querer estar siempre cerca, huirle, no sé toda esa intriga, la emoción de que un día se hizo un mes y un año, años, y las navidades en las que me senté después de la cena a esperar, a ver la ciudad bajo mis pies... Yo creo que fue toda esa esperanza adolecente que hizo que aquella viejecita me abordara una mañana de Julio, yo no sé creo que fue eso, fue la espera que mis ojos reflejaban, fue el momento justo, cuando me tomó por el brazo y me dijo al oído, muy quedo - " Las cosas del corazón, deberías guardarlas en tu corazón, se sufre mucho hijo"- yo la miré, entre sonrojado y con ganas de que abogara por mi, confieso que si, que quería que alguien me llevara volando hasta allá, hasta su calle, hasta su ventana.  Luego la viejita supo que mi duda, que mi historia tal vez fue la de ella, y entonces me dió el más grande secreto que nadie me ha dado. - "Si de verdad la quieres, tendrás que hacer lo siguiente, es muy peligroso por que este conjuro es muy poderoso y si no se usa bien, puedes dañar o dañarte mucho, usalo solamente con aquella persona que de verdad ames, ¿entiendes?"- , asentí con la cabeza, y me provocó morbo lo que me fuera decir la viejita, algo bueno sacaría de esto, yo estuve prendado de Pilar mucho tiempo, y para el momento en el que hablé con la viejita, yo ya tenía  unos 15 años, era ya demasiado pensar y pensar, entonces una poca ayuda no me vendría mal. "Y en ¿Qué consiste todo eso entonces?" - le dije un poco malhumorado y escéptico, "Está bueno"- dijo la mujer que sostenía un bastón metálico en la mano derecha cubierta por un par de anillos y el sueter abombado en las mangas, - " A reserva de tus intenciones, no tienes más que desear con fuerza eso que quieres, y luego mirar a los ojos a la persona y repetir el conjuro"- dijo ella - " ¿nada más?"- contesté muy decepcionado, casi con la esperanza deshecha, por que creí que la viejita me estaba engañando, y di la vuelta, pero la viejita me tomo con mucha fuerza del brazo, " escucha, debes decirle: ' No sé cuando, no sé como, no sé bajo que circunstancia, ni por qué, pero tú vas a ser mía un día ', diciendo eso el destino te la traerá como en marejada. Pero cuidado con lo que deseas jovencito, mucho cuidado, porque eso que deseas volverá a ti con las consecuencias de tu deseo."- Me sentí helado después de que dijo eso, algo muy extraño en sus palabras me hizo pensar en ese momento toda la noche.
Por varias noches pensé en el conjuro, y me reía pero a la vez quería que fuese cierto, así pasaron varios meses. Un día, celebramos la fiesta de despedida de Pilar, se iba a estudiar, y yo con todo lo que le tenía que decir, ni modo a esperar. Pasaron 6 meses, es impresionante lo rápido que se vive de agosto a diciembre, si uno quiere que ese tiempo pase, y ahí estaba yo con ella en el cine, de algún modo me las arreglé para que fuera, ya tenía mucho tiempo que el conjuro se me había olvidado, y solo recuerdo que le dije que siempre, todos los días desde que la había conocido pensaba en ella, y en fin me daba mucho gusto saber que existía.
Fue un discurso muy idiota, y luego corrí, corrí lejos, huí de esos años, huí de ella de mi vida, de lo que era y no era, huí y dejé todo atrás. Pasaron años y años, me volví viejo, me enamoré me desenamoré, pasaron los días, pero recuerdo que el día que Pilar se casó, yo entré a la misma iglesia y sin querer me senté en la misma banca de la viejita; la boda fue linda, supongo, por que la sonrisa los cubría, y yo de reojo vi a aquella viejita, que me asomó una mirada y me dijo suavemente: "no usaste el conjuro".
Luego de los años la viejita murió y esto que yo tenía que se llamaba alma se fue quemando, y entre el tiempo,  uno de esos días vi a una chica, creí que aunque no era la correcta podría ver si ese conjuro servía, y decidí usarlo, la vi de frente y dije con todo mi deseo saliendo desde la cadera y hacía arriba y afuera: "No sé cuando, no sé como, no se porqué, pero tu serás mía", y luego lo dije a otra más, y a otra y a otra, no se cuantas fueron, 10 ó 15, pero pasaron unos meses y ahí estaba yo sentado en mi sala, tomando café con una pierna cruzada y un cigarrillo encendido en la mano, mientras ella se quitaba la ropa, bajamos dando tumbos hasta el suelo y me bebí su carne, me comí la luna, me devoré el destino, luego pensé que era una casualidad, y de pronto otra más, de la misma forma, otra más, otra y otra... y los labios, las miradas, el trámite de cada cuerpo en cama, descubrí el mejor conjuro, la verdad funcionaba... Pero ojo, las palabras de la vieja fueron muy sabías, como marejada volverá a ti, con las consecuencias de tu deseo.
Pagar la factura no es fácil, hoy eso que uno llama alma, quedó un poquito quema'o se hizo una piedra seca, la factura del deseo fue muy alta, cada vez, cada noche, cada chica, cada nombre que no recuerdo, cada sonrisa, cada minuto... La felicidad era más perqueña, un instante, momentitos, el deseo y la lujuría eran inmensos. Por ello,  la más insaciable resultaba satisfecha, y el alma se iba un poco todos los días. No tienes tanta alma para regalarla por toda la eternidad, el conjuro se llevó en marejada un poquito y día a día eso del "espiritú" que le llaman.

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