jueves, 8 de noviembre de 2012

Las Truchas

No soy una persona creyente, digamos que he oído sobre la religión, pero no creo todo lo que veo y oigo. A mediados de Mayo de algún año, conocí a una chica, el tipo de chica que me hizo creer en esas historias románticas donde el chico vence al nemesís o alter ego, y encuentra al amor de su vida, pero debo reconocer que en mi vida  las historias románticas, en realidad  tienen una mezcla de Corín Tellado y Quentín Tarantino, esta historia en especial tiene otro toque. Estábamos en que conocí a esa chica que me hizo elevarme, no se si su voz, mi propia historia doliente, pero me fui quedando en sus ojos, enamorándome o eso que se cree que es, las idas al cine, las visitas clandestinas a mi departamento por las mañanas por las tardes, por las madrugadas, los viajes a escondidas. Se fue quedando en mi y ya por eso del mes de octubre era el momento de conocer a los papás, yo creí de verdad en volverme a casar, y sería  con ella.
Entré a su casa con miedo por que no sabía como me recibirían los papás de ella, un Médico reconocido y su mamá, bueno algo era, ero eran los suegros y había que dar una buena impresión, yo en ese entonces pretendía algo más que solo ser un novio para olvidar, me sentía tan bien que de verdad quería estar con ella.
Y ahí voy a casa de ella, era una comida con amigos y conocidos del señor, llegué elegantemente tarde, con la camisa muy bien fajada y zapatos súper boleados, peinado y con la mejor de mi sonrisas, y ahí estaba ella con su hermana, en medio de la fiesta, la gente se abrió y entre las copas y el barullo de personas comiendo platicando y riéndose la encontré, y el impulso de lo que se hacía costumbre me hizo casi darle un beso, pero en fin lo disimulamos.
Me presentó como "mi amigo" y me senté junto al hijo de uno de sus amigos, porque lo conocía de antes así que la tarde se fue llenando de whiskey y de pláticas profúndas.
A eso de las 10 de la noche cuando retiraron los manteles, mi estomago empezó a jugarme una broma muy cruel, comencé a sentirme "indispuesto"; ¡Dios! ¡por qué me abandonas! ( en ese momento me volví creyente), los minutos fueron largos como años, mientras todos me sonreían y me preguntaban cosas, parece que en esas situaciones la gente quiere que le pongas más atención, y yo evitaba sonreír, no fuera a dejar escapar algo de aquel infierno que rugía en mi vientre, no sé los postres, la comida macrobiótica del día anterior con ella, pero lo que si sabía es que no podía dejar de sudar, y me movía muy nerviosamente, volteaba de un lado a otro respondiendo las preguntas de un tipo rollizo y alegre que me abordó una hora antes y que no dejaba de beber y comer cacahuates, "¿cigarrito amigo?", me pregunta el tipo mientras se acaricia el bigote y yo en ese momento solo dije "no gracias, ",a lo que ese tipo comentó que estaba sudando mucho si tenía calor o estaba nervioso por conocer al suegro, ¡que carajo!, el tipo se había dado cuenta, como muchos en ese lugar yo disimulando, y ya con el glamour perdido totalmente,  después de aguantarme casi 2 horas y media, con toda la región perianal inflamada que digo inflamada a casi reventar, me decidí: "tengo que ir", así que muy disimuladamente y con extrema precaución m levanté pidiendo permiso, me aproximé con suma cautela, que en esa situación es lo único que te queda, bueno más lo que ya traes dentro, me agaché un poco y al oído le dije: "¿¿será que puedo ir al baño ??", y me contestó con una de sus 256 sonrisas diferentes que hasta ese entonces llevaba contadas: "claro que si mi vida ¿ te sientes mal?", yo solamente asentí y subí las escaleras hasta el baño de arriba.
Una alfombra blanca de esas felpúdas cubría el piso de azulejos verde botella mate, el lavamanos y el retrete relucían un blanco aperlado, todas las manijas y los colgadores metálicos relucían fue como llegar al cielo, se observaba tanta santidad en ese baño prolijamente limpio y arreglado, todo para la actividad tan profana que  yo estaba apunto de hacer, me desabroche el cinturón y también me quite la camisa y la colgué en el toallero, digo para sudar a gusto, y ahí me desprendí del alma... Es el cielo, creo que de los momentos en los que me sentí más pleno libre, hubiese podido morir en ese momento.
Ah el sabor de la victoria, me levanté y terminé mi actividad, haciéndome consiente de que eso que yacía ahí era indecente, con la ropa a medio poner, hice fuerza en el flush para olvidarme para siempre de ese peso, pero la descarga de agua no fue suficiente para llevarse todo, así que comenzó a subir, y a subir y a subir, no puedo describir lo mucho que me asusté, me angustié me despedí de mi, después de sentir la plenitud y la gloria probé le infierno y el desánimo,  sería mi fin,  entonces, mi mente mi vida fue empezando a pasar rápidamente, la humillación la perdida, la soledad y finalmente el aislamiento, pasé del total alivio a un horror peor, porque todo el suelo se llenó de agua, y lo peor la alfombra esa felpúda tenía todo encima, que asco, y que desgracia para mi. Me puse la camisa me fajé bien y con toda enteresa salí a buscar mi destino, con la frente muy en alto porque en esas situaciones solo queda eso; la encontré y un poco apurado respondí el beso que me dio a escondidas de todos, "una trapeador no tienes", le dije un poquito muy demasiado avergonzado, como esos niños que hicieron algo y van con mamá tratando de no recibir un regaño, pero con tanta dulzura, me dijo "no amor ese baño a veces se tapa, deja y vas con  Carmelita".
Cuando subíamos Carmelita me dijo que no me preocupara que ella revolvería eso, en fin creo que no sabían de lo que yo estaba hablando, o no habían visto la escena tan desastrosa y todo lo que se había regado por su tan limpio y sacrosanto baño, ah, y  alfombra felpúda.
Terminé la noche 12 minutos después despidiendome de todos, con tanta amabilidad, derroché miel al final para poder hacer mi feliz huida, y pude respirar nuevamente al subir a mi camioneta.
 
Volví casi un año después a una comida, como en agosto,  y su papá en medio de la plática de sobre mesa y el cigarro no olvidó decirme que tuvieron que tirar una alfombra al otro día de su reunión por que tenía algo así como un par de "truchas" muertas encima.
 

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