sábado, 9 de marzo de 2013

Si estuviera... si yo anduviera ahí...


Iría por ti, te traería a casa, te pasaría de la mano por el pasillo a obscuras y ya en el cuarto buscaría tu boca  fresca con mi beso, mientras te levanto el suéter y los brazos  para quitártelo, en el orden que sea. Levantaría tu cuerpo en abrazo, en quitarnos la ropa, en pegarte todo de plano y jugar a quitarnos lo frio del cuerpo, otra vez a encontrar tu beso,  tus pechos, a jugar a recorrer tu espalda, desde los hombros disfrutar la delicia de abrazarte en las sombra y recostarte semidesnuda en mi cama, para reconocerte con la lengua, hincarte, empujarte, ponerte en cuatro, ronronear un rato, mojarme  contigo. Volver abajo, perseguirte entre las sabanas, el dilema: desnudarme bien o entrar profundo. Y desesperar, oler tu cuello, tu rostro, tu pelo, sentir tu boca en el cuerpo, acostarme cerca de la orilla y presenciar la escena; seguir entrando, voltear boca arriba, sentarte sobre mí, aventar las sábanas, sudar un poco, darme cuenta que lo hacemos, que está, rico que está fuerte, que está pasando, siempre así lo declaro: “está pasando y me está gustando”; Oír que pides que siga, seguir bien fuerte y cambiar de lado voltear los roles subir tus piernas, darle con fuerza, seguir gozando, seguir sudando, tirar todo lo que hay en el buró, de un patadón y al mismo tiempo con el brazo (imagina como estamos acomodados), sentir que terminamos, seguir gozando, detener el orgasmo, seguir gozando, golpear más fuerte, pellizcar algo... seguir gozando ... haber terminado, y  estar acostados...

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