martes, 8 de octubre de 2013

2 meses 2 semanas

Entre la luz que viene de la mañana y la del medio día, me volteo y te miro completa. Si te deseaba, pero al principio no fuiste tu sino tu amiga la que me elevó, lo confieso, eran las dos, cada una en su particular forma de verse o caminar. Vaya que me meto en líos, pero me conforta saber que en una pícara velada ni tu ni yo hablamos de ella, donde quiera que esté. Volviendo a lo mío, te encuentro en la noche, manos quietas, pero piel que arrebata, te encuentro de noche, no se qué obtienes tu, no alcanzo a entenderte del todo, solo veo los ojitos trasnochados, la tos del frío, el pálido aliento a licor, llegar más tarde, no hablarnos en público, no mencionar, no decir, no hablar, estar... Y omitirlo, honestamente somos nada, pero todo a la vez...

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