Siempre que te hice historias, parte de mi vida se fue en ellas, un recuerdo los dedos de tus pies, la carne blanca enrojecida por la propiedad capilar de tu sangre, aún recuerdo cada gota sudada, algo que miro y no encuentro ahora como entonces son mis argumentos, la forma en la que evitaba tus comentarios que me parecían mordaces, toda tu sabiduría de mujer, de amor creo, eres un recorte que encontré el otro día en la cartera, pero necesito que estas ansiedades de mi enfermedad las redimas con tus mil perdones, lo merezco tal vez, es más este sí es mi castigo y no el que me impuse, y de todos mis miedos este es el más grande, ya se cumplió, tus profecías me alcanzaron, soy ese que no pudo renovarse y finalmente se quedó al lado del camino persiguiendo su poder creativo, mis estrellas, mis canciones, soy yo el que no quisiste llevar entre sueños por solo seguir adelante... Tu nombre se ha mencionado tanto pero nunca se pronuncia, no en mi casa, y no es que no se pueda nombrar, si no que se me olvido completamente, sólo eres el sello de la vida ideal que un poeta maldito no puede tener, el caracter que falta para descifrar todo el mensaje, el suspiro aquel de esa mañana en Cholula, la vuelta en la estación, perdida entre el tráfico, mi autobús alejándose, el mensaje no recibido, las últimas fotos, la esperanza que se fue envuelta en esta vida en la que debí seguir por sobrevivir y no por la verdadera convicción de querer seguir vivo, pero así fue, continuamos, con mis ganas te perdí y seguí buscándote en otros lugares, en mis confesiones, y hoy que no es sólo mi mente la que me juega un juego, hoy que de verdad creo que voy a morir, ruego a Dios que ese deseo que una estrella fugaz me cumplió, se repita, no como aquella ocasión en la que giré la cabeza y sin creer en la magia, pero con toda convicción dije:" quiero verla una última vez", yo no se pedir, porque todo sale al revés, pero aquella vez me permitió entender que fui capaz de amar, y cerré las puertas y me contuve bastante, hasta el día en el que finalmente por descuido volví a hacerlo... Es verdad no soy bueno, sin embargo aunque hoy la podredumbre se coma mi sangre y termine vacío y seco en los rincones de las calles, indigente, muerto en vida, o muerto al final, ame sinceramente como me lo enseñaste, me contuve, me preocupe, me rehice y perdone, lo sufrí y lo disfruté, como aquellas veces en las que tus manos, las únicas, las verdaderas se fueron a colocar sobre mi nuca y dormí perfecto, sin ansiedades, sin molestia, eterno... feliz. Ya se decir tu nombre otra vez, mi deseo era ese, y de ella, sólo la engañaron o se dejo engañar, es un alma pequeña y tibia, víctima y victimaria, como todos normal, irresponsable, con miradas profundas y deseos ocultos que de primera impresión se ha topado con la vida llevando la peor parte, ha andado en mis escritos un poco, ignora totalmente lo que puedo llegar a ser sí mi alma se libera, si la bestia se vuelve dócil ya no hay nada que hacer. Muero contentó porque eres una estrella sobre el cielo, eres una constelación brillante, eres tu el más grande de los amores de la vida, muero en compañía de lo que siempre hice y que tanto desdeñaste, muero de verdad sin miedo entregado a mi humanidad perdida, a mi destrucción vacía, fiel a mi, muero inconforme, desgraciado, con la tristeza simple de quién no estará más, muero con ese deseo de verte un ratito por siempre jamás.
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