miércoles, 12 de septiembre de 2012

Volviendo de Etla

Mi papá sostiene que yo fui a una fiesta de  cumpleaños, lo cierto es que era sábado, de esos sábados de entre septiembre y mayo de por 5to de primaria, normalmente en la primaria el tiempo es elástico y relativo. Mi mamá me dejó en el mercadito de la colonia, ahí junto está la escuela donde yo iba, una escuela donde había que usar un chalequito de cuadros rojos y negros y pantalón azul, de esos de poliéster que se queman incluso con el sol.
Pero era sábado y quedamos de ir al trabajo en equipo, unos afiches con el cuerpo humano y una pistola de silicón haría que las cosas fueran más fáciles, un poco de ese papel cascarón y ya estaba, el problema era que teníamos que ir a Etla, porque la casa de el chico del cual no recuerdo su nombre estaba allá, "si no vas no te ponemos en el equipo", me dijo uno y bueno subí aceptando que de algún modo íbamos a regresar.
Las 11 y todo estaba listo, todos ellos corrieron a la alberca a nadar, un poquito de angustia se me alojaba en la boca del estomago, no podía  jugar algo estaba mal, y mi espíritu se sentía acongojada y con miedo, de ese miedo de verdad,  subí a pedirle a la mamá de chico de la casa que me ayudara a volver, la señora me dijo terminantemente que su esposo no estaba, pero que el camión pasaba en la esquina y que podía tomarlo ahí.Supongo qu eno quería gastar gasolína o alguna de las estupideces qu epiensan la smujeres casadas como "que confianzas", " quien me paga la ida y la vuelta", "no soy la sirvienta", "se gasta mi camioneta"... ese tipo de pensamientos mezquinos propios de la mujer casada, que sierven de referente y forman la filosofía de o que podemos llamar  "ser la reina del hogar".
En ese momento la angustia se hizo mucha más, esperé y esperé, sin jugar y con una cara de enfermo de disintería que no me permitía disfrutar nada, ni el tiempo, ni los juguetes,  realmente yo no tenía la culpa, así que muy a regañadientes y viendo mi desencajada actitud, me permitieron hablar a mi casa... nadie contestó, hablé a casa de mi abuela y mi mamá solo gritaba amenazas y perjurios, ni como hacer, muchas ganas de regresar no me daban, y la señora que tan agradablemente me subió a su camioneta hora me parecía tan desagradable, mientras plácidamente se comía un plátano y yo me sentaba sin poderme ir, sin dinero y con 8 años apenas cumplidos, ¿Cómo hacer? Etla era del otro lado del mundo en ese entonces, y no salía solo, y bueno las amenazas de mi mama no eran de mucha ayuda en ese momento...
Casi a las 10:30 de la noche el tipo que la hacía de papá del chico de la casa se  apiado y me fue a dejar a la central, y luego creo que tuvo un poquito de humanidad y me llevó hasta mi casa, donde todo terminó siendo mi culpa, y bueno de esa vez recuerdo el onomatopéyico "sclash"  del cinturón sobre mis lomos, por haber hecho algo que no hice.
Quien sabe los errores por omisión son los más graves, pero al momento de subirme a ese auto, la presión de los otros chicos por el trabajo, la imagen de la maestra perseguidora, reprobar y los reclamos de mi madre y mi padre, la desilusión, el descontento, la presión para ir, las ganas de quedarme pero deber ir... 8 años y tomando decisiones que cambian tu futuro, buscando el bien de los demás pero sin saber que no eres capaz de resistir las consecuencias, y que incluso las consecuencias dejan marcas en el lomo, quien sabe pero creo que alguna personas olvidan decidir como adulto por este tipo de experiencias, ¿Qué coños tenía que decidir yo?, una maestra mediocre, en su papel de sabelotodo sabandija del sistema, y un montón de irresponsables haciéndola de papás, del chico y míos, y yo debí sufrir las consecuencias, ¿Que coños tenía que decidir yo?...
El otro día vi a la maestra perseguidora aquella, con la carga de los años y su mediocre forma de darse autoridad, vi al chico de esa casa en Etla tratando de ganarse la vida, vi a mis papás en su recién iniciada vejez, y me ví a mi capaz de defender mi punto de vista ante cualquiera, capaz de decidir bien, por mi, por los demás, es entonces que entiendo que lo que traje de Etla fue un poquito de adultez y una tunda, pero también en estos años entiendo que aunque la vida no es justa de por si, es responsabilidad y deber de uno mismo que lucha por hacerla justa, si tengo a mi alcance algo de justicia es mi deber moral hacerlo, independientemente de lo mucho que te duela el lomo después de los cinchazos.  

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