Estos últimos meses, pero en especial, este final de semana ha tenido una vorágine de sensaciones, que se me han acumulado entre el pecho y sobre el vientre, sensaciones de incertidumbre, ansiedad supongo, y sin haberlo pedido cada cosa cae en su lugar; estoy a punto de que un sanedrín con todo y fariseos me acuse y quiera condenarme por pensar y decir lo que creo, lo que opino, y aunque se que para ellos soy un bastardo maldito que ha roto su status quo, no tengo miedo, ni estoy acobardado, por que más bien desde niño he sentido el rechazo de las personas "normales", del mediocre que toma cualquiera de mis acciones y las exhibe como pecado mortal, clásico comportamiento del lacayo que busca agradar al amo, y en estos días oí a personas decir que "lo que hice", (ja! como si fuese el pecado original), no tiene moral ni principios, otro dijo que es una agresión, un más casi rasga sus vestiduras y grita "blasfemia!, blasfemia! Crucificadle!, crucificadle!" Casi oigo a la turba, encrespada pidiendo mi cabeza, y regreso a mi pensamiento original, ¿soy un insurrecto?, ¿soy un renegado?, ¿me merezco la muerte?, en el supuesto caso de que arañé el cielo pensando, me pregunto ¿soy un bastardo envalentonado? ¿Justo como me han llamado?, y creo que la respuesta a esas preguntas empieza a dibujarse, porque nadie puede pavimentar el pensamiento, si yo he decidido salirme de la manada para aprender no pueden impedirlo, la manifestación de ideas no debe ser sancionadas, entonces los pensamientos se agolpan como granos de arena dentro de la coyuntura del reloj, ¡grito!, sí, soy un renegado, un forajido, he pecado señor cura, soy anormal, soy un loco, un bastardo, y lo soy porque no me apetece vivir en un país donde la clase política o económicamente superior cree que puede pisotear mis derechos, no se me apetece firmar un contrato doloso, y no se me apetece pensar como otros, callar mi dicho, o fingir como un sirviente fiel y domesticado, ¡jamás!, se me apetece un México donde la igualdad de oportunidades sea un común, donde no tengamos que armarnos para defendernos de la delincuencia o del mismo gobierno, donde la clase política nos tema y no tenga fuero, ese es el mundo con el que sueño, un mundo en el que las carreteras o los puentes unan lugares y no sean paradero de muertos degollados, donde la gente no le tenga miedo al patrón sino que trabaje dignamente por un salario justo. Pero si he pecado con pensar diferente acusome padre, soy culpable de no ser igual, y de ser fiel a mis ideales.
Y pienso en la gente que me acusa, que me persigue y sólo creo que es el riesgo de la democracia, el peligro de los artistas que pensamos, y es el terror que la clase política le tiene a la libertad, porque saben que si siguen machacando como hasta hoy a la gente... Y gracias a esta vida que me ha dado el coraje de no rogar o hacer gracias atado con mi correa para recibir unas migajas y sonreír tímido, agradeciendo al poderoso que me las arroja de su mesa; No es justo la clase en el poder agreda a la gente pisoteando sus derechos, y chillé ofendida alegando agresión por un "muchachito" que difunde una idea; un criminal si ofende, un político también lo hace, pero sin amigos, sin "palancas" entonces me pregunta mi desgarbada mentezuela: ¿qué implica ser poderoso? ¿Pisar a todos Con tal de alcanzar un objetivo político ?, hay demasiado en juego, pero más importante que el dinero o la carrera política de algunos, están las familias, padres, madres, niños que de pronto tiene que formar parte de la estadística, víctimas de la voracidad de este tiempo, de esta película de Tarantino en la que vivimos los mexicanos, víctima del compromiso político de quienes nunca vivirán el hambre o el frío, embriagados de poder y que señalan desde lo alto ¿entonces?,¿soy un criminal?. Las reglas son muy simples, ama a tus hijos, respeta a tu país, no aceptes nada ilícito y no tomes ventaja de nadie ...termino diciendo con respecto a la libertad de expresión que le llaman que, cuando muera, mis amigos quizá escriban en mi tumba: “Aquí yace un soñador”, y mis enemigos: “Aquí yace un loco”. Pero no habrá nadie que se atreva a estampar: “Aquí yace un cobarde y traidor a sus ideas”.
Ricardo Flores Magón
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