Como una tormenta, así eres, linda pero peligrosa, veo como si todos tus vestidos se fueran deslizando, haciendo un leve sonido al caer, caminas en tacones, arrogante, altiva hasta verme a los ojos, a unos pasos de mi, he visto tanto en este mundo, pero nada así; esa sonrisita coqueta después de besarte se convierte en lo más sugerente. Te alcanzo, mi vaho alcanza tu cuello y lo recorre, la piel se electrifica, como una tormenta ruedas sobre limpia y desnuda, peligra nuestro acuerdo, es inevitable, las palmas de mis manos te recorren al igual que mis labios, soy elegante, pero en momentos me he dejado llevar por la emoción, tu cuerpo tan deseable, se enroscado en mi torso, peleamos por el fondo, por la forma, ya tampoco estoy vestido, ese puente que formamos hace un instante en el que me dejaste sin pantalones, sin tabues, sin aliento.
Se queda la tarde sin luz, percibo tus pupilas dilatadas, la penumbra se vuelve azul obscura y la desnudez, el sudor apenas y nos cubren, poca distancia me separa de ti, exploro tu cuerpo, voy siguiendo las lineas de tu espalda, te contoneas, buscamos con nuestras bocas otros espacios que necesitamos conocer, ampliamente, tus palabras apenas se escuchan, casi sin aire al vociferar, en cada vituperio me has dicho tanto, me siento tan completo con lo que te hace falta, entro en tu, tus manos no se arrepienten, esta tarde no puede dejar de existir, sea madrugada, sea día o de noche, solo somos tu y yo, sin el mundo de afuera, con todos tus secretos.
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