Y desde hace días no te dejo salir de mi mente, no usas calzado, pies lindos, los colocas sobre mis hombros, tengo toda la tarde viéndote entre sábanas blancas y rictus placenteros, no entiendo si ese aire de niña linda o tu voz que me encandila me tiene preso en mi propia imaginación, pero no tienes competencia este día, ni otros, he subido hasta la luna solamente escalando tu cuello, en esas horas de eterno erotismo en las que mis motivos, buenos y malos se enredan en tus piernas y en miles de pensamientos chispas brillantes, mis labios sobre tu ombligo y el baile que se vuelve ríspido sin tregua o tierno cada que te beso, solamente me duele que no estés aquí para verlo en technicolor y subirte a mi cuerpo. Tu piel pálida, tus pies sobre mi pecho, lo ancho de la ventana que no llega hasta el espejo mientras mando gritar mi nombre y sigo entrando en tu cuerpo, sin diplomacia, con puros secretos, con tu nombre tatuado en un beso.
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