Soy el Hades, en sentido figurado, lo digo en referencia a ese pasaje donde habla del sheol, el Hades y el mar “Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras” (Apocalipsis 20:13); y no es que juzgue a nadie, simple y sencillamente es una metáfora, una alusión que hago en esta etapa de vida, en la que después de intentar darlo todo por alguien, me dí cuenta de que la verdad, al ser hallada, se convierte en mentira, eso en otra referencia a esa persona por la que luché y que ahora va por la vida siendo la meretriz de quien la hospeda, pero al final, mi reflexión no va en este sentido sino en la búsqueda, menciono esto porque hoy veo claramente muchos momentos mejores.
Es en esos años de búsqueda en los que como ya hice mención en miles de textos, encontré y devoré personas, encontré a alguien especial. Mimi (que no es su nombre, pero se le parece, yo solo sé su nombre, ni siquiera ella lo conoce como yo) Mimi es esa mujer que te roba el corazón en 10 minutos, que te hace quererla, al menos a mi me parece así, te hace desearla no solo por sus formas, ni por lo que dice, ni por el cabello calléndole sobre las mejillas, ni su risa, más que todo te hace quererla por su esencia, esa que no se pierde por más lejos que uno este de ella; la conocí en el día 20, del décimo mes, por contacto de otra amiga, y con muchisimo afán me dispuse a seducirla en vídeo llamada, creo que ahora las tecnologías nos han dado una nueva manera de seducción, si tan solo Shakespeare viviera. Hablé con ella, solo por saber de su vida, de sus intereses de sus gustos, y esa tarde, sin planearlo muy bien, o habiéndolo planeado demasiado, ya no sé; yo la estaba viendo desnudarse al otro lado de la pantalla. Deliciosa, es una definición que puedo dar ahora, pero realmente sentí muchas cosas más, una excitación global, como si un comegen se metiera por mi uretra y me hiciese explotar de deseo, escribí una canción inspirado ese día. Aunque entre los meses, un mar de sentimientos, y una boda, que me alejó de sus ilusiones, de mis ganas de quererla siempre, de mi mismo.
Bueno entonces, acepto que yo fui aquel que la quiso pero nunca lo confesó, y como oí en algún lado, al corazón le puedes decir de todo menos mentiras.
Entramos a un motel, recuerdo, con miedo de darles mas detalles o de publicar toda la historia que me guardé, recuerdo aún cuando vi ese cuerpo delicioso en el espejo del techo, recuerdo todas las curvas redondeadas, su boca excitada, los tirones de cabello, y recuerdo haberla rodeado con los labios y la lengua, desde la nuca y al talle, los pies descalzos y las palabras sucias, entre cortadas por el movimiento jadeante que me hacia querer reventarla con cada empellón de mi pelvis sobre su cuerpecito tirado boca abajo sobre la cama.
Disfrutamos todo, llegue a sentir que cada vez que me encerraba con ella todo el mundo se detenía afuera, se detenían las vendimias, los diálogos, la gente, mi vida mi respiración, incluso su vida; ambas se quedaban estáticas solamente para que llegara hasta ella, al teléfono en la esquina, el "toc toc" en el vidrio, la obscuridad, mi cama, entre el abrazo, sus palmas, mis muslos, el pellizcón con ambas manos en las nalgas, arrancando la ropa, bañándola y bañándome en sudor, en fluidos, en desenfreno, la noche haciéndose día, mi boca y su boca, cada una sobre el sexo .
Todavía me regaló, el aplausito de amanecer después de toda una noche, el calor de la playa, la brisa con olor a prohibido, caminando celosa junto a mi... Me sorprende que estuvo celosa ese día, y por mí!, yo solo, le dije todo lo que mi orgullo me permitió, no confesé el amor, no confesé mis ganas de huir con ella, mis sentimientos reales, lo que de veras la hubiese hecho quedarse aquí, junto a mi corazón.
Lo días se van, con el sol de cada mañana, llega otro día nuevo que te da una oportunidad, es un fenómeno raro, porque a nosotros los poetas malditos, el huir de la luz nos hizo perder la fe en los seres humanos.Y Mimi se fue volando un día, se regó lejos, se tiró al olvido, se alejó de todos los beso que ya no le dí y de todos los kilómetros de sábanas sobre los que no nos pudimos revolcar, detenernos, disfrutar uno del otro .
He ahí que no volverá, pero fue de esos amores fugaces, sencillos, calientes, distintos por unos minutos unos meses, por siempre... Mimi fue toda mía.
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