Extrañamos cuando todo se ha ido, que ironía la humanidad, que gracioso este proceso, puedo escuchar el mismo modo melódico una y otra vez y no siento el temblor aún. Quien sea en que te has convertido, no hay un camino si ya no te encuentro y desde tan lejos no estamos ni cerca, no puedo negar que tus recortes aún se me encajan en el alma y lo sabes, cada septiembre, cada octubre, cada noviembre, cada diciembre se vuelven más fríos, mientras, se aleja más el roce de sus manos sobre mi cara, la nuca y la barbilla, no hubo nada fácil después de que todo estuvo enfermo sin ti, y no pude estar aferrado a un sentimiento toda la vida, y por dios que te extrañé todos los segundos, de todos los minutos, de todas las horas, de todos los días de todas las semanas de todos los meses de todos estos años, y al cabo de la música sensual que se formaba en mi cabeza cada vez que tu recuerdo arrugado y chispeante, disparatado, borroso se acercaba nuevamente, cada vez estábamos más lejos, continuaste sin mi y me sentí traicionado, pero creo en que el regalo que me diste fue el poder más grande que nadie me ha dado, sobreviví y ya no puedo amar, soy invulnerable, aunque sufro porque nunca más voy a amar de verdad, sin embargo tengo la vida eterna en ese desprendimiento del ser, en el privilegio de la libertad en esa alienación perfecta de quién no sucumbe a los sentimientos, de quien grita aunque el rugido del mar los ahuyente a todos, no pienso, sólo me veo más solo que nunca, por convicción, por incapacidad, por falta de esa conexión entre el corazón, por no tenerlo, por no ser, por ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario