martes, 24 de febrero de 2015

La praxis del Hedonismo

Es pues la mente el órgano mas grande del cuerpo humano, más que la piel, incluso, y a diferencia de esta, sólo tiene cicatrización queloide, forma gruesas capas de pensamiento sobre las experiencias que marcan al individuo. Aunque la mente y la piel comparten muchas propiedades,  es mucho más fácil excitar la mente, un roce leve, o incluso el aire dirigido tienen efectos estremecedores sobre el individuo que los recibe, sin embargo basta una palabra bien dirigida para desmembrar cualquier escudo y convertir en arrebato una frase tenue.
Además de ser el órgano más grande, la mente humana tiene propiedades de fuerza y suministro similares a las del corazón, forma canales que recorren el cuerpo dando vida a cada miembro, llenándolo de emociones diferentes; así mismo la mente es un órgano sexual potente, alma y entrañas juntas para formar el que de la esencia personal; no se puede excitar a nadie si no se seduce primero a mente, antes de acceder al cuerpo el sujeto deberá contar con una mente afilada, bruñida que en un pequeño deleite corrija el rumbo y logre conmover a la hembra que con tranquilidad espera, caminando sobre el pasto; el macho humano mas allá de mostrar fuerza física, primeramente deberá tener una mente viril que distienda las barreras del ego, encontrando el espíritu del prójimo.
Cada uno de estos ritos de cortejo tienen como meta la seducción previa, entrar a la mente, permitirá entrar al alma y luego al cuerpo, es mucho mas difícil conseguir anegar un alma, hablando que hacer miradas y filtreos. Claro está que habrá quien se sienta acosado, pero en los primeros minutos podrá compartir su inquietud y saltar de una situación incómoda a una plática solo social, he ahí la dificultad que se menciona, es interesante que seducir no pretende más que llegar de manera figurada hasta adentro del otro, ahí donde los gustos y sentidos se encuentran programados, tocar con palabras, deberá permitir tocar literalmente, penetrar, gemir morder, son actos derivados de la naturaleza e instintos humanos, y eso pertenece solamente a la mente, de manera intransferible e irrefutable, los deseos son constantes y colectivos, sin embargo se vuelven parte de la identidad del sujeto que los cubre con prejuicios vanos y falta de honestidad, "te deseo" sería lo más honesto, sin embargo el prejuicio social muestra como impropios y fuera de lugar las motivaciones humanas y primarias, que lejos de parecen inapropiadas, son manifestaciones honestas del hedonismo como tal.

 En este tenor el presente ensayo concluye que en condiciones de semejanza entre pares, el individuo no conoce las particularidades del razonamiento humano, y formando juicios previos, una y otra partes se alienan por conformismo con el sistema social al cual pertenecen, sin embargo en sociedades de avanzado entendimiento, es la mente y la inteligencia humanas órganos estéticos e insumos de valor que en todo caso hacen interesante la relación interpersonal, quedando criterios como la posición o el estatus económico, fuera de la ecuación; reduciendo tabús a simples prejuicios sin valor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario