miércoles, 21 de septiembre de 2011

Caer en el bosque.

Después, caminamos sobre el sendero, mi hermano era un poco holgazán, así que me senté junto a el, dando la espalda al muro horadado y la tierra húmeda del cerro, y los arboles que se asomaban desde el terraplén; yo amo a mi hermano pero en esa época era un poco gordito, de piernas cortas y se movía lento, caminaba poco y se cansaba mucho, así que para cuando seguimos caminando y llegamos al riachuelo que bajaba de por la montaña, el ya estaba cansado otra vez, María tenía en los brazos a mi otro hermano, que columpiaba los pies ceñidos con calcetitas blancas. Corrí desde el sendero hasta el pequeño estanque anegado antes de la caída de agua, el arroyo y las piedras lisas y resbalosas que sobresalían, llegue a la orilla y salté al otro lado cerca de los arboles, luego pise las piedritas y volví al lado de María, no vi que mi hermano me seguía en todo y para cuando volteamos el estaba en el fondo del estanque, haciendo aspavientos y mojado de pies a cabeza, entre lo dos hicimos lo que pudimos para sacarlo, y lo lleve tiritando de frió, mientras el ambiente y el paisaje se llenaba de bruma y la niebla caía pesada como nata sobre las montañas; al final de algún modo yo tuve la culpa de todo y mi mamá me hizo pagarlas todas juntas...

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