Monólogo del hechizo

La noche entera, va caminando hacia el reloj, los aromas que no dejas, me recuerdan tu cabello, esto de jugar a la vida duele, dicen por ahí; yo no sé pero estos días vengo terminando de reconstruirme creo, o más bien soy consiente de lo que dejé atrás, de ese enderezo que ya no resulta tan cómico; más bien parece que de entre las aguas, fui elevado hasta la tierra fui traído desde el fondo del abismo, y luché por tiempos y la mitad de un tiempo. De entre mis gritos y toda la obscuridad, el aroma envejecido de lo que no eres se hizo fuerte, de entre la vida que era ausente,de entre la mente que no estaba lúcida, llego tu rostro. ¿Quién eres tú?, que no me abandona tu imagen, que se lleva mis demonios y me hace querer rescatarla; yo viví con la muerte al lado, en la sombra, lamiéndome todas las heridas, y no creo, ya no creo que ese sea mi lugar, he vuelto del abismo y por mi y para mí, por mi lengua envenenada.

Yo que estuve hechizado con los pesares, bajo una maldición antigua, volví del castigo para oírte, volví. Nuevamente estoy entre los vivos, para que me hables hasta que las orejas me sangren, me cuentes tu mundo, tienes permiso para torturarme un poco con una mordida en el lóbulo derecho, no guardes la distancia, ya no tengo ninguna maldición. Pero voy a rondar a tu lado, por que al parecer, caíste en un encanto que me arrancó de la muerte y me trajo hasta ti, me puso cerca de tu cuello después de sufrir tanto, me trajo a ti, por que alguna de tus lágrimas cayó a tierra en luna llena.