Tenía un cuento, sobre una oruga, la forma en la que se convirtió en una mariposa de ciudad, de esas que no aprenden nada hasta que mueren. Pude haber hablado de los ríos de aceite y de como la sombra de un edificio es diferente a la sombra de un árbol, yo sé que se siente diferente, menos fresca, te alegra menos, de eso y de las tristeza que rodea la felicidad de morir joven, de eso estaba pensando en hablar, en escribir; pero luego vi tu carita ensombrecida con el día o la hora, eso es malo ¿sabes?.
He dicho y me he dicho muchas veces que rescatar es rescatarse, no trato de que me rescates, incluso ni siquiera que me tomes afecto alguno, porque soy inmortal, pero espero todo, también quiero que...también no tengo esperanzas. Esta meditación tediosa me quedó girando, era eso, tal vez, creo que por que soy morboso, o porque de alguna forma tienes algo diferente, algo que no sé como funciona, pero sé que funciona, me funciona de inspiración, de alguna forma se que tienes un alma que debe ser amada, pero no hablaré de mis motivos; mis motivos son muy mios en realidad, pero ahí está es un hecho, existe la magia que no has dejado salir; por eso no puedes culparme por querer estar cerca de ti, incluso no importa mucho que tan cerca este, importa que veas la magia que puedo ver, aún cuando te rehusas a que la vean todos, cuando la escondes. Si te sientas a mi lado un momentito, me das la mano y aún con ropa, vieras lo que veo, podrías sonreír más, yo no digo cosas lindas, estoy hechizado con pesares, con la muerte que se ha hecho mi eterna compañera... Afuera llueve, así que por favor aprende algo: ni la lluvia ni la noche son eternas, siempre existe el sol, la vida, los cielos de frios azules turqueza, y las orugas convirtiéndose en mariposas.
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