Doctorante en tecnologías e IA, Maestro en Educación y redactor editorial con más de 15 años en el sector educativo. Aquí comparto textos que nacen de lo cotidiano: Escribo sobre el tiempo, la soledad y esos momentos donde lo extraordinario se cuela en lo ordinario. Bienvenido a mi rincón. No tengo más que perder... aparte del tiempo.
jueves, 26 de mayo de 2011
¿Que recuerdo de ti?
Los olvidados
miércoles, 25 de mayo de 2011
Rodrigo dinosaurio y la hora de la salida
Llegó la hora de la salida, y todos los niños corren en el patio; algunos esperan a sus mamás que platican unas con otras; la mamá de Verónica Mariposa le pregunta a la Mamá de Angela Ardilla la receta para hacer unas calabacitas rellenas de queso; el papá de Omar Ballena espera el cambio de la cooperación para el festival de la próxima semana, la directora hace cuentas, las maestras entregan niños, piden material, y dan un informe detallado de todos y cada uno, porque los papás quieren saber si su hijo se portó bien, si tiene algún trabajo para hacer en casa, o si hay algo que recordar. Rodrigo dinosaurio y su papá esperaban en la barrita a que la maestra Cecy, dijera todo cuanto había pasado, ¡ay el Dinosaurio tenía muchas quejas acerca de su trabajo del día!... Resulta que, como explicó la maestra Cecy, el trabajo del día consistía en pegar ropa de tela sobre muñecos de papel, así que cada uno de los niños tenia retazos recortados de telas de colores en una cajita sobre la mesa , y mientras todos trabajaban sentaditos en sus sillitas, Rodrigo Dinosaurio sin embargo, recorrió todos los salones, fue a tomar agua con la directora Julia, pidió permiso para ir al baño porque el agua que tomó, le había provocado ganas de ir al baño, buscó al conserje y le preguntó por qué no habían lavado los baños, porque a Rodrigo dinosaurio no le gusta ir al baño de la escuela si piensa que no lo han lavado bien, regreso a recoger unas piedritas que se veían interesantes para enseñárselas a su tía Bibi, y fue entonces que se sentó, movió los deditos sobre los retazos de tela y rápidamente pegó los trozos en los muñecos, lástima que los pegó con orientaciones distintas; la falda de la muñeca la pego en vertical, la camisa del muñeco al revés y el sombrerito colgaba un poco. -Esa maestra no sabe recortar- pensó Rodrigo Dinosaurio, y cuando llegó su papá se quejó de lo mal que recortaba la maestra Cecy; al papá de Rodrigo Dinosaurio tampoco le quedaba claro el asunto así que interrogó a la maestra quien le confesó toda la travesía que tuvo que recorrer el pequeño dinosaurio para poder entregar su trabajo, aunque debo decir que lo entregó a tiempo; la explicación fue dada y las demás recomendaciones también, el niño quedó satisfecho y el papá solo dió las gracias; “Adios Rodri!” le grito Nancy Abeja desde muy lejos.
Luego de esto el Dinosaurio iba disfrutando junto con su papa de unas jicamas con chile, mientras se alejaban de la escuela; - Verdad que ella es la que recorta mal ¿papá?- el papá lo miró y se sonrió ; - Pero a mí me gusta mucho mi maestra Cecy- , Dijo el Dinosaurio y ambos se perdieron entre las calles mientras se alejaban de la escuela.
lunes, 23 de mayo de 2011
Ah estos días terribles...
Este día terrible; lo empecé soñándote toda la madrugada, otra vez el dolor de esa vieja herida, que, aunque cerró, no se fue del todo. Es curioso como las cosas se van poniendo a modo, y después de unos días o unos años, la verdad termina siendo tan ambigua; terminamos diciendo o sintiendo algo que en realidad no pasó, pero es la esencia de las personas la que no se pierde, y dentro del tiempo vuelvo a creer que sigues ahí, con tu mismo desenfado para no ver las realidades; me pregunto después de tanto tiempo, si habrás reflexionado en algo, si has cambiado. Yo te soñé esta madrugada, tenias herida una mano una herida que me dolía mas a mí. Con un vestido de silicio caminamos sobre la calle empedrada, vieja, después de medio día, y en el sueño, no había orgullo, te mostraste frágil, como cuando te conocí; eso extraño, extraño lo que si eres en verdad, extraño el olor que guardaste, los gestos que escondiste, te guardo a ti, no en lo que te conviertes cada vez que estoy cerca, no tus pretextos, no tu malicia, eras tú otra vez.
Yo estoy solo, me miro al espejo y ya no tengo la ilusión por vivir, la tuve, fue la fuerza inmensa que me guiaba, pero así como en el sueño, frágil y rota, nunca te veré, y tampoco nunca me veras detrás de ese orgullo estúpido, nunca podremos hablar de frente, no te voy a poder confesar, que en efecto, muchas personas me mostraron caminos excitantes, me descalabré y sobreviví a muchas huidas de madrugada y a besos verticales, a compartir el vaho con la aurora y despertar soñando muchas manos sobre muchos cuerpos, pero hay algo, en tu cuello, en todos los largos minutos que pase pensando en ti está mañana, o en la tristeza que sufro, algo que en nadie más existe, y como espero que recuperes la razón, que hables como hablabas antes, que mires, que escuches… como te extraño, mi vida, mi cielo, mi norte, mi luz... como te extraño estos días terribles
martes, 17 de mayo de 2011
El Deporte más hermoso del planeta.
Estos días lluviosos y desconcertantes, vi por televisión algunos anuncios, de lo que parece ser, la nueva temporada de la selección nacional mexicana, en vivo y a todo color, apareciendo en horario estelar. Este asunto a decir verdad, me llena de muchas ideas, porque para mí, el futbol es un deporte que amo, así como amo el Rugby, el Futbol americano, pero que tiene un sabor diferente. Amén de haberlos jugado todos, este deporte me hace ir a épocas en las que corría sintiéndome toda una estrella en un estadio repleto de aficionados al Barcelona, épocas diferentes, más limpias, más livianas; tiempos en los que celebrar un gol , y toda la jugada era un suceso que contábamos por días.
Recuerdo que jugábamos en la escuela, en casa, en el cuarto de la abuelita, con un bote de jugo, con balones, con pelotas de plástico, incluso con suéteres de la escuela; en ese tiempo y con esos ánimos, jugar era lo importante, y mucho más importante, era ver un partido, y emocionarse como me emocioné con el México - Bulgaria del 15 de junio de 1986, y ese gol de tijera del que todos hablan, y que he visto en repeticiones, pero que recuerdo en una imagen más clara, recuerdo también un opening de las transmisiones del 86, donde un balón golpeaba las ruinas y los juegos de pelota de chichen Itzá ; y recuerdo más, recuerdo gritar de alegría cuando México eliminó a Perú en el estadio Atahualpa, y haber llorado después del segundo Gol de Argentina en la final de 93, todos esos recuerdos, la comida en domingo, hablar del mundial, todos los comentarios, los posters, las calcomanías, todo eso ha sido parte de mi niñez, así como fue, en épocas diferentes, con mis tíos y mi abuelo, que me contaban de los partidos en 1970, 64, y demás.
Es ese mundo, es esa parte perdida, la que me hace escribir sobre lo que parece, lo que llamé: “Síndrome de despojo”, hoy que me siento derrotado en el amor, o lo que al parecer era y no era, las reflexiones llegan como avispas, en esta, la víspera de otra temporada y otro bombardeo de promociones y transmisiones, comentarios e ilusión.
Es cierto que los que me conocen de cerca, saben que he mencionado en muchas mesas y tertulias, que los deportes de equipo representan el desarrollo social de los países, no porque lo diga yo, sino porque es parte de la teoría económica actual, y mueve un flujo muy importante de efectivo, si no vean cómo se maneja el deporte en el mundo; así también en nuestro México trágico, existe un mundo de mercadotecnia y filigrana que envuelve al deporte y todo un aparato comercial gubernamental, y económico, casi autónomo, que se encarga de el futbol, aunque el desempeño en la cancha que deje entrever muchos problemas para ponernos de acuerdo unos con otros, y un desarrollo social paupérrimo. Pero el asunto va mas allá, va mas allá de las ilusiones que todos guardamos, de la nación que fuimos en los mundiales, de que si este es el año o que si este entrenador es el bueno. Este es un tema de fondo, en el cual el aparato que nos lleva este espectáculo (y no me refiero al televisor), es un retrato a mano de lo que es nuestro sistema mexicano, un retrato de nuestro gobierno, de nuestra organización social, de nuestras instituciones y por mucho que me duela decirlo de México y los mexicanos.
El futbol en nuestro país, es sinónimo de nepotismo, de corrupción, de intereses monetarios, y de miles y miles de compatriotas que viven en la ceguera mental y la promesa de funcionarios ventajosos y maletas; es ese futbol, el que se juega en canchas internacionales con camisetas patrocinadas y comerciales de tenis de última generación, el que no tiene que ver en nada, con lo que jugué con mis hermanos y mis amigos, no tiene que ver con el “fucho de los martes”, con las apuestas en el barrio y el ganar las retas de los sábados, ni siquiera con los equipos en las divisiones inferiores; ese espectáculo, y todo lo que hay detrás, tiene que ver más bien con el interés de tres o cuatro personas que se hacen ricos con el dinero de millones de pobres en las gradas cantando al equipo rayado, azul, verde, rojo o morado de su preferencia, y que coincidencia por qué sucede igual que en cualquier campaña política. Es aquí donde se hace una pausa y podemos comparar entre la política y el futbol mexicano, ¿en que se parecen?, ¡en todo!, no se necesita tener estudios para ser jugador (a menos que seas Hugo Sánchez y esa es otra historia), para ser diputado o gobernador, tampoco, es más no necesitas saber hablar español, con poder decir “Pecsi” te enriqueces, aun con doctorado, conozco una mujer que con un doctorado todavía dice “cirhuela” sic “cirhuela”; y para ser honestos, tampoco para ser diputado o líder sindical, se necesita saber hablar, es más no se necesita ni siquiera tener la habilidad o competencia de poder hilar 2 frases para expresar una idea coherente…En fin, volvamos al retrato de nuestro futbol nacional; que como decíamos antes, no tiene que ver ni siquiera con el deporte, lo que hay detrás y lo que lo mueve, tiene que ver con millones de pesos en palcos, pasajes de avión suites en hoteles de lujo y dinero de mercancías, comerciales, promocionales y sistemas de televisión de paga, eso es el “Deporte más hermoso del planeta” en este país, eso significa que unas personas se hace ricas en la victoria y en la derrota, y los miles que ríen, cantan y lloran en los estadios no reciben ni la ilusión de ver a su equipo llegar al tan prometido 5 partido, justo como cualquier sexenio pasado presente y futuro.
Otro matiz dentro del retrato del México trágico, es el nepotismo, vivido de cerca; en ese no hay mucho que poner en metáfora, de manera simple, hablaríamos de los que compartimos la cancha con un tal Cesáreo “no sé qué Jr. “, en el cual reconocimos, el nombre de su papá y la carencia total de aptitudes y habilidades; que grata sorpresa verlo formado parte del equipo de “todos”, en este lado del retorcido retrato, podemos mencionar la corrupción y el nepotismo de nuestra realidad cotidiana, y su presencia total en un deporte. Desgraciadamente, no existe un equipo de “todos”, y no existirá, porque en el espejo, la verdad es muy cruda: el mayor enemigo de un mexicano, siempre ha sido otro mexicano, siempre ha sido quien se corrompe, quien se vende por dinero, la presión de la pequeña clase gobernante y poseedora de todo, en la que incluimos empresarios, gobernadores, diputados, narcotraficantes, dueños etc… hacia nosotros, la clase de a pie, obliga a que en la desesperación por sobrevivir a México, hagamos lo que sea por salir adelante, por hacernos de un capital, por dejar de sufrir este país, por tener lo que no tuvimos nunca, y por lo que nos hemos esforzado toda la vida.
Me pongo de pie y grito con mi alma destrozada por todos los que como yo estamos hartos de sufrir este país, y de vivir de la esperanza, del “ya merito”, o del “si se puede”; el mexicano vive de las glorias del pasado, y con un síndrome de despojo, creyendo que merece algo que nunca tuvo, pensando en que fuimos potencia mundial, pero que los de arriba nos manejan mal, y que en parte es cierto, pero es culpa de todos, es culpa de todos nosotros que unos cuantos se hagan ricos, ¿Por qué?, en sí, es culpa de los que consumimos las transmisiones, de los que “nos ponemos la verde” y nos enteramos del análisis profesional y de la explicación completa, por expertos en el tema, de porque volvió a fallar nuestro futbol ante el europeo, el sudamericano, el africano o el gringo, así como es culpa de nosotros los que “votando” quitamos a un partido solamente por cambiar, y quienes probablemente lo pongamos otra vez en los pinos, porque en este país además de vivir de las glorias pasadas, creemos que más vale malo por conocido que bueno por conocer; en este síndrome de despojo, en lugar de crear o planear a largo plazo, esperamos resultados pragmáticos en tres pasos, o incluso resultados instantáneos de “caliente y sirva al instante”, así como en el futbol, así como en la música, así como en las artes, así como en la política, los enemigos de este país somos los mismos mexicanos, los que en lugar de apoyar a nuevos proyectos, a jóvenes emprendedores, buscamos la experiencia y la madurez de la vieja guardia, de los viejos políticos, de los que ya fueron a Europa, de los que se apellidan tal, de los que fueron al mundial pasado… ¡ NO EXISTEN GLORIAS PASADAS¡, basta ya de este síndrome de despojo, no tenemos nada, porque nunca lo tuvimos, es hora de crearlo.
Ese pasado glorioso, que todos ven, pero que me resulta más un pasado borroso y criticable, hace pensar en un pelea eterna contra el invasor, que existe y que existirá por los siglos de los siglos amén, esta pelea empezó, contra los españoles invasores, luego contra los latifundistas, contra el gobierno y todos contra todos, y en general este largo doloroso proceso de independencia obstaculizó de cierto modo la creación de un sentimiento de nación, porque dentro de ese reacomodo, los diferentes grupos de poder y las etnias lucharon por intereses particulares, en nuestra actualidad esa misma lucha de poderes se da en casa de cualquier hogar mexicano, razón por la que es difícil un desarrollo social fluido; mientras que nos sentimos indios, y nos damos hasta con la cubeta unos contra otros, tenemos nombres castellanos, y prejuiciamos al morenito, pedimos desarrollo y empleo, pero nos oponemos a la industrialización argumentando una alienación de la riqueza cultural. Es por ese doble animo, que la raza de bronce nunca va a heredar la tierra; nosotros, el pueblo mestizo, es una contradicción andante; no somos completamente europeos ni completamente indios, morenos, pero barbado, rubios pero lampiños, y con estas características y la contradicción genética, somos una raza distinta y como tal debemos actuar; ¿Por qué no pensar en una gloria futura?, en lugar de añorar el pasado, construir el futuro, a largo plazo, apostando a la juventud, dejando de enriquecernos ilícitamente y quejándonos de lo mal que hace las cosas el gobierno, dejando de salir a marchar bajo el abrigo de un sindicato, dejando los desmanes y trabajado, Gritemos ¡justicia!, y ¡Basta de sangre¡, pero también, basta de mentiras en horario triple A, basta de amigos diputados y tráfico de influencias, basta de sindicatos malévolos, basta de shows que muestran la miseria humana y entumen las ideas, tomemos el poder quew nos corresponde como pueblo, pero de forma responsable. Los que los pusimos al mando somos nosotros, así como la tierra es de quien la trabaja, el futbol es de quien lo juega, y este país es de quienes lo construyamos, basta de guerras entre grupos de poder disfrazadas de guerras contra el narco, construyamos este país con proyectos, con deporte, con música, con arte y empecemos a creer en nuestros hermanos mexicanos, dejemos de improvisar con güeros que llegan hablando chistoso el español, dejemos de darles puestos de directores, guionistas, escritores y buscadores de talento. Basta de sangre y basta de mentiras en la televisión, en el futbol, en la vida mexicana, somos más y como oí en alguna parte, no es que nos guste vivir así, es que queremos vivir aquí.
martes, 10 de mayo de 2011
Rodrigo dinosaurio en el patio de su escuela
Los niños, alborotaban el viento, creaban bullicio, subían y bajaban de los juegos. Silvio Ganso, estaba en lo alto de una torre amenazando con una espada de cartón; Jorge Panda se mecía en un columpio empujado por su hermana mayor Angie Panda; mientras Martin Ranita, Ana Capulines, Feyo león, verónica Mariposa, Angela Ardilla y otro más estaban en cunclillas junto a un circulo marcado en la tierra, tirando canicas; tras ellos las arrieras pululaban en torno a un tronco de manzana a medio morder; Rodrigo dinosaurio, sin embargo estaba sentado en un rincón, con un par de palitos de paleta, desganado y con cara de preocupación.
-Que tienes Rodrigo dinosaurio- le preguntó Nancy Abeja, que pasó corriendo y en la segunda vuelta al patio se detuvo frente a el, -¡Estoy enojado!- contestó con mucho enfado. No había mucha explicación a su enojo, porque hacia 15 minutos Rodrigo dinosaurio corría sonriendo, con dos paletas heladas, una en cada mano; su papá lo visitó un poco antes del recreo y Rodrigo dinosaurio no pudo decidir entre cual sabor de paleta helada tomar, así que tomo limón y melón, además a Rodrigo dinosaurio le encantaba como sonaba la combinación; así que cuando su papá se fue, Rodrigo dinosaurio jugaba a ser un piloto de avión, y viajaba por todo el cielo, navegando: “ahí hay una guerra”, “vamos hasta allá”, “a la carga”, repetia mientras corria con los brazos abiertos, y pensaba "aaah, ¡que libertad!, ¡volar así por todo el cielo!" ; de pronto, se encontró de frente con René Rinoceronte, ¡pobre Rodrigo dinosaurio!, ¡Hasta allá fue a dar! Y las dos paletas heladas se estrellaron en el cemento, los palitos y el pequeño dinosaurio, rodaron . René Rinoceronte y su Hermano Manuel rinoceronte, jugaban con Ricardo Chapulín y con Omar ballena, y dejaron sin paletas al pequeño dinosaurio; - Pero no estés enojado- le dijo Nancy abeja, - yo te doy una de mis barras de chocolate.
Ahí están: Rodrigo dinosaurio, sentado en una banquita, frunciendo el seño, pero comiendo chocolate, mientras Nancy abeja, muerde su barra de chocolate, lo toma de la mano y se recarga en el hombro de Rodrigo dinosaurio.
lunes, 2 de mayo de 2011
1:56 am.
El tiempo se detiene en este segundo piso; desganado, se apoltrona junto a mi escritorio en actitud de aburrimiento, hace sonidos que reconozco pero no menciono, no lo veo, pero se queda ahí... Más atrás, está la muerte que me observa desde hace unos días, que me ha buscado, y que me sigue, casi volteo el otro día y me la topo de frente por el mercado, pero hoy, me mira fría, tentadora, me ve desde este ventanal mientras yo recorro todos los lugares comunes, mientras la ceniza de 16 cigarros, aún yace tibia junto a la ventana.
Por fin puedo decir sin miedo a que me controlen mis emociones, que es ese amor, algo tan fuerte como la muerte, lo que necesito y que toda la inmundicia que me han dado las personas quedó cegada con tu magia. Voy a intentar una fuga, en mi, o sea hacia adentro, voy a hablar de lo que vengo masticando desde esta mañana; voy a decir la verdad.
Soy un ciudadano terrible, de esos que vagan con la bandera de artistas y viven la vida entre la conciencia de lo inconcebible, y las ganas remotas de cambiar el mundo. He de decir que reflexiono, e intento hacer ensayos sobre la forma en la que ahora se ordena mi vida; creo en un solo Dios, pero lo confronto, lo intimido y lo cuestiono con la autoridad y terror que puede ejercer un mosquito sobre un sauce; No lo entiendo, añoro un ser superior que en lugar de ver inerte a los humanos, que en vez de ser emotivamente disfuncional, los ayude, se haga de sus penas, de alguna forma, que no sea movido por el azar, o la buena voluntad o de algún otro artilugio que se ha construido para no hacer nada; yo he caminado el mismo polvo que muchas personas buenas y malas, he visto los rostros y he estado ahí, tirado a media banqueta, sin apuro y a punto de morir de desilusión, aunque hoy, vivo sonriendo. He salido de mañana a encenderme, a caminar y rayar el sol con mi sombra, he pensado en las razones de porque las cosas están mal, ¿Por qué? , ¿Quién fue?; recuerdo que éramos casi niños cuando… te lo dije, te acaricie despacio y te lo dije. Entonces yo era fuerte, con una voluntad indestructible, y di todo, y aun más, caminé el mismo polvo, caminé está calle, toqué puertas, me morí en la raya, y si tú no tienes la culpa, y si Dios tampoco, entonces ¿A quién le pregunto?... Yo lo cuestiono a él, porque ese es mi fin último, porque soy un eterno inconforme, porque probablemente no existe o no lo necesitamos, y lo cuestiono porque espero que exista, ese Dios, que tiró un poco de vida, que después, salió huyendo cuando la vida se levanto en millones y millones de ojos, y se convirtió en este monstruo que vemos todos los días, se convirtió en las caras de los niños, en la gente que vaga sin esperanza y que nunca mira para arriba porque recibe un escupitajo, se convirtió en millones como yo preguntándose, si aún sigue ahí, y por qué no escucha.
domingo, 1 de mayo de 2011
Días extraños... Capítulo VIII
Normalmente los dolores que tengo, son de alguna vieja batalla, esas dolencias que se dejan ir lentamente, esas dolencias, que se pierden solo con el tiempo. Estuve pensando, los otras días, en esas batallas que perdí y gane. Como me hubiera ayudado mi experiencia, y los litros de malicia que fui acumulando con los años, con las tipas que fueron serán y tu tan conocida y a la vez desconocida, perdida en un rinconcito del alma de todos mis ausentes, como esos carteles donde las imágenes no tiene ojos y solo permanecen inmóviles con las cuencas vacías, como muñecos, como vivos, y sin embargo casi muertos, zombies dice mi hermana; siempre he pensado que esas imágenes atentan contra la identidad de las personas fotografiadas, bueno, puede ser, no conozco a esas personas pero deben tener alma, una vida, felicidad o alegría, un hogar, y nosotros nos aprovechamos de que se regalaron en una imagen subvaluada y les quitamos los ojos, las reducimos a un afiche grotesco; así son todos mis ausentes, los puse en un escrito y les quite parte de sí. Tengo todos estos dolores, tengo a esos ausentes, todos con hemipléjia, todos perdidos, con dificultad para moverse.
Un sonido que me llena de ansiedad vuelve, ya te tengo, ya conservo momentos tuyos en luz tenue, paredes blancas, el aire pesado y lento, el aire que huele a especias, y tu sin moverte.
Días extraños... Capítulo VII
Días extraños... Capítulo VI
No quiero que mueras y promételo por favor, quiero morirme primero aunque sea de viejo, aunque sea de sordo, no me importa quien te quiso, porque me voy a robar tu corazón, no me importa quien te quiere, porque te tengo en mi cama, deseosa, con los pies mas hermosos que he visto, con las plantas desnudas, frías.Quiero tu amor porque me lo merezco, porque me robé a 16 compases de una sonata para componerte otra, porque mis canciones son estúpidas, y porque si sonríes, me pregunto ¿Quién me dijo que sonríes con todo el cuerpo?
Días extraños... Capítulo V
Escribir es desnudarse, yo estoy desnudo aún, mi alma es efímera, como cosa que no sirve, como perfume que no fija, como el viento en mi playa, en tu lugar, mi lugar feliz. Te he visto y vi tu cabello, tu locura, ¿Qué quieres de mi?, yo no tengo nada que me pertenezca solo la derrota, perder a mi vástago, murámonos todos entonces, porque mi tristeza pierde fuerzas si veo la luz de ese rostro amable que cree que si me rescata, se rescata así misma.
Días extraños... Capítulo IV
“Hace días que busco el camino mas corto a tu ombligo, ¿Qué tengo que hacer para que duermas, bien, tranquila, perdida en mi almohada, conmigo?. No se puede amiga mía, porque no esta en ti, lo has visto y sentido; está en esa membrana donde se juntan el caminar y lo profano también; hay mucho mas ahí, no sé, vivo buscando ese apéndice, esa parte tuya que, sola, vive y se chisporrotea; ha sido mía en repetidas ocasiones y no la tengo, va de mujer en mujer buscando un lugar entre la espina dorsal y las caderas, en fin, existe, digámoslo así."
Días extraños... Capítulo III
“¿Cuantas veces has gritado?, ¿cuantas veces que he callado poemas de amor has querido escucharlos?, no digo nada, pero amo mi voz y el canto que te dejó ciega; amo las sábanas y el suelo que aún están tibios, las marcas de tu espalda y la promesa de no saber de donde vienes, de permanecer desnudos a escondidas, ¿Quien puede subir así por tu espalda y encontrar la luna?, ¿Quién devoró flores contigo?, ¿Quién perdió como yo, la risa, el hambre, el amor?”
Días extraños... Capítulo II
“Me canse, de mirarte, de lejos, de estar oculto entre las esquinas, entre las puertas rojas y las paredes blancas, me canse de mirar hacia el espejo para verte sin pena, todos esos días en los que grababa tu imagen eterna, sin expresión en el rostro pero de una belleza perdida que conocí muchos años después; me cansé de eso, y sin quererlo, me acerque bebiendo amargura, me acerqué entre los años, entre mis huidas, me acerqué, esperando que me vieras, me acerqué fumando, me acerqué recordando que entre sueños te vi sentada en la banqueta esperando a mi hijo, que entre el abismo del tiempo y las vertientes estúpidas que el destino derramo en forma de migajas estabas tu, única, distante con el chispazo de hermosura que perdiste tres minutos después de las doce; y giré a tu alrededor, giré tanto, mis alas se arrancaron desde el nacimiento del cuerpo, mis alas rotas, mis alas… Caí de frente al suelo, sin freno me desplomé, en mi estúpida carrera al sol, he caído mas veces pero nunca con tanta destrucción, con tanto veneno puesto entre tú y yo.
Aun vuelvo al mapa, y ver esa ciudad me llena de ansiedad, allá está algo, que nunca conocí, he escrito tanto de eso, en un lenguaje que solo yo entiendo, y que probablemente tu sepas si me lees, estoy triste, porque dentro de ese tiempo, puse mucha vida, viaje al infinito… y ahí no había nada; como sangran los corazones rotos, como gritan, como me hizo sentir triste, roto y sin esperanza, y luego de dejarme poseer por la rabia, vomité el dolor, vomité mi suerte. Y toda esa sangre, paró en mi garganta, se subió y me saltó por la nariz, casi me ahoga, casi muero…casi, pero salir vivo es lo único que he aprendido en este ensayo, lástima por quien aprende solo hasta que muere, lastima por el viento en tu cabello, por haberme enamorado, por los días, por las noches, por las mentiras, lastima por ti y por tu vida”.