domingo, 1 de mayo de 2011

Días extraños... Capítulo II

“Me canse, de mirarte, de lejos, de estar oculto entre las esquinas, entre las puertas rojas y las paredes blancas, me canse de mirar hacia el espejo para verte sin pena, todos esos días en los que grababa tu imagen eterna, sin expresión en el rostro pero de una belleza perdida que conocí muchos años después; me cansé de eso, y sin quererlo, me acerque bebiendo amargura, me acerqué entre los años, entre mis huidas, me acerqué, esperando que me vieras, me acerqué fumando, me acerqué recordando que entre sueños te vi sentada en la banqueta esperando a mi hijo, que entre el abismo del tiempo y las vertientes estúpidas que el destino derramo en forma de migajas estabas tu, única, distante con el chispazo de hermosura que perdiste tres minutos después de las doce; y giré a tu alrededor, giré tanto, mis alas se arrancaron desde el nacimiento del cuerpo, mis alas rotas, mis alas… Caí de frente al suelo, sin freno me desplomé, en mi estúpida carrera al sol, he caído mas veces pero nunca con tanta destrucción, con tanto veneno puesto entre tú y yo.

Aun vuelvo al mapa, y ver esa ciudad me llena de ansiedad, allá está algo, que nunca conocí, he escrito tanto de eso, en un lenguaje que solo yo entiendo, y que probablemente tu sepas si me lees, estoy triste, porque dentro de ese tiempo, puse mucha vida, viaje al infinito… y ahí no había nada; como sangran los corazones rotos, como gritan, como me hizo sentir triste, roto y sin esperanza, y luego de dejarme poseer por la rabia, vomité el dolor, vomité mi suerte. Y toda esa sangre, paró en mi garganta, se subió y me saltó por la nariz, casi me ahoga, casi muero…casi, pero salir vivo es lo único que he aprendido en este ensayo, lástima por quien aprende solo hasta que muere, lastima por el viento en tu cabello, por haberme enamorado, por los días, por las noches, por las mentiras, lastima por ti y por tu vida”.

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