Normalmente los dolores que tengo, son de alguna vieja batalla, esas dolencias que se dejan ir lentamente, esas dolencias, que se pierden solo con el tiempo. Estuve pensando, los otras días, en esas batallas que perdí y gane. Como me hubiera ayudado mi experiencia, y los litros de malicia que fui acumulando con los años, con las tipas que fueron serán y tu tan conocida y a la vez desconocida, perdida en un rinconcito del alma de todos mis ausentes, como esos carteles donde las imágenes no tiene ojos y solo permanecen inmóviles con las cuencas vacías, como muñecos, como vivos, y sin embargo casi muertos, zombies dice mi hermana; siempre he pensado que esas imágenes atentan contra la identidad de las personas fotografiadas, bueno, puede ser, no conozco a esas personas pero deben tener alma, una vida, felicidad o alegría, un hogar, y nosotros nos aprovechamos de que se regalaron en una imagen subvaluada y les quitamos los ojos, las reducimos a un afiche grotesco; así son todos mis ausentes, los puse en un escrito y les quite parte de sí. Tengo todos estos dolores, tengo a esos ausentes, todos con hemipléjia, todos perdidos, con dificultad para moverse.
Un sonido que me llena de ansiedad vuelve, ya te tengo, ya conservo momentos tuyos en luz tenue, paredes blancas, el aire pesado y lento, el aire que huele a especias, y tu sin moverte.
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