lunes, 23 de mayo de 2011

Ah estos días terribles...

Este día terrible; lo empecé soñándote toda la madrugada, otra vez el dolor de esa vieja herida, que, aunque cerró, no se fue del todo. Es curioso como las cosas se van poniendo a modo, y después de unos días o unos años, la verdad termina siendo tan ambigua; terminamos diciendo o sintiendo algo que en realidad no pasó, pero es la esencia de las personas la que no se pierde, y dentro del tiempo vuelvo a creer que sigues ahí, con tu mismo desenfado para no ver las realidades; me pregunto después de tanto tiempo, si habrás reflexionado en algo, si has cambiado. Yo te soñé esta madrugada, tenias herida una mano una herida que me dolía mas a mí. Con un vestido de silicio caminamos sobre la calle empedrada, vieja, después de medio día, y en el sueño, no había orgullo, te mostraste frágil, como cuando te conocí; eso extraño, extraño lo que si eres en verdad, extraño el olor que guardaste, los gestos que escondiste, te guardo a ti, no en lo que te conviertes cada vez que estoy cerca, no tus pretextos, no tu malicia, eras tú otra vez.

Yo estoy solo, me miro al espejo y ya no tengo la ilusión por vivir, la tuve, fue la fuerza inmensa que me guiaba, pero así como en el sueño, frágil y rota, nunca te veré, y tampoco nunca me veras detrás de ese orgullo estúpido, nunca podremos hablar de frente, no te voy a poder confesar, que en efecto, muchas personas me mostraron caminos excitantes, me descalabré y sobreviví a muchas huidas de madrugada y a besos verticales, a compartir el vaho con la aurora y despertar soñando muchas manos sobre muchos cuerpos, pero hay algo, en tu cuello, en todos los largos minutos que pase pensando en ti está mañana, o en la tristeza que sufro, algo que en nadie más existe, y como espero que recuperes la razón, que hables como hablabas antes, que mires, que escuches… como te extraño, mi vida, mi cielo, mi norte, mi luz... como te extraño estos días terribles

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