viernes, 8 de abril de 2011

Detrás de cada canción

"Este texto es un resumen de otros textos que no he publicado, es un todo de cada canción"

Cada canción tiene una historia y se va armando desde que me sucede, desde que un día la vida me orilla a una situación distinta a la anterior. Como las perlas, las canciones se van llenando de experiencias cual sedimento, hasta que acaban por salir en forma de preciosas esferas. Algunas son más brillantes que otras; unas están listas desde el principio, otras toman años; otras son negras, otras más nunca salen a la superficie y se ahogan; algunas son pequeñas, otras grandes, pero todas nacen igual en el fondo del alma, donde cae una vivencia pequeñita como la arena...

Estuve mirando, casi espiando por la ventana de manera sórdida —es decir, peligrosamente—, esperando a que llegues, con un excitado aroma a oportunidad, a cada día. Otra vez. Recordemos que en algunos tiempos la mente te extraña, el alma se ahoga y el vigor se acaba.

Con aire consciente y desinhibido busqué muchas veces el sol, la luz, el sabor de cada alimento, el sabor de los instantes... pero no los encuentro. Parte de la vida es disfrutarla a placer, entender lo efímera que es, lo poco que dura, comprender que entre este y el otro pensamiento pueden existir segundos eternos o instantes tan fugaces. Y se tiene también que ser muy precavido, muy sigiloso, preciso, artesano, para ir integrando, entretejiendo la experiencia.

Voy cayendo, y detenerme me cuesta tanto. Voy dejando un halo de mi espesa penumbra corregida, diluida. La condición humana es tan ridícula y torpe, aferrada a ver lo intangible y a comprobar que existe lo incomprobable. Corrupta y trágica condición... Y sin embargo, me separo del ego, me separo del yo biográfico, me separo de todo para ver cómo, entre una cortina de escrúpulos, yo mismo me he alejado de mi esencia. Me separo para ver entre lo que no debes ver y, sin embargo, quieres ver.

Decía Morin que el mundo se moverá en una dirección ética solo si queremos ir en esa dirección. ¿Qué hay si no queremos? ¿Qué hay con imaginarte desnuda? Seguro esa no es la dirección. Y sin embargo, has de poder revivir mi cansada emoción, el aire intacto, 220 kilos de fuerza axial hacia un solo punto, media libra de labios desde los talones a la espalda baja. Y Morin puede esperar, espiando desde la cerradura.

Veinte minutos de pensar en esto y ya tengo para otros dos textos. ¿Sucede o no sucede? Quién sabe. Necesito otros veinte minutos entre la cabecera y bajo la lámpara para pensar en lo imperfecto que es el perfecto aroma de humedad de la espina dorsal... de quien sea. Cierra esa puerta y calla el pensamiento. Pero ¿no habías pensado en...? Que me pase o que te pase... que nos pase.

¿Te dije que quiero tenerte aquí? No sé si es posible, pero... ¿lo dije? Acorté el espacio. ¿Y te describí el momento? Suave entre cortinas y ventanas nubladas, entre grises resplandores, entre la luz que ilumina pero no ciega. Pálida, comienzas entrando por mi corredor. No hay sonido entre la puerta y la cama. Te espero, soñoliento. Te tomo —más bien, te arrastro— bajo el rodapié.

Es uno de esos días, de mis momentos en los que no encuentro cómo decir las palabras. No las sé, las olvidé. Solo tomo tus manos frágiles, nerviosas. Separo cada tela, cada encaje, con la cara hacia tu garganta, y bajo rodando susurros entre el cuello, los hombros, los codos, los dedos, tu vientre, más allá y más aquí. Donde me detengas, solo para darte cuenta de que, en efecto, nos está pasando. Pero no puedes detenerme, no quieres. Una leve sensación de vacío que recorre desde tus rodillas al coxis.

Es verdad, te está pasando. No te das cuenta porque, algo embriagada, no paras. Estorba todo. El espacio entre nosotros se vuelve peligroso, insalubre, una bacanal.

Los pájaros cantan y aún no respondo nada. Tengo la seguridad de que venías a tono con esto, de que tan solo un leve roce de los dedos sobre la espalda, sobre más de cinco mil terminales nerviosas y muchos sentimientos de lujuria... Porque todo eso que siento dentro de mis esquemas mentales, todo lo que pretendo se ha ido juntando dentro de este texto, dentro de lo que queda vacío, de la nada, de lo que espero que sea mi poesía.

Todo esto viene detrás de cada canción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario