domingo, 10 de abril de 2011

¿Qué quieres ser, cuando seas grande?

¿Qué quieres ser cuando seas grande?

¡Un pez! - contestó la niña que se sienta delante de Emilio

Un momento de silencio y luego toda la clase se rió, los niños se rieron, pero sin entender, no era gracioso, era más bien extraño, ¡un pez!, todos los niños quieren ser policías, doctores, arquitectos, incluso en el sueño más raro, sobre su futuro los niños quieren ser Robocop, o Superman, o las tortugas ninja, pero, ¿un pez? Nadie quiere ser un pez, bueno, esa niña quería ser pez.

¿Por qué un pez? – preguntó Emilio, mientras la niña estaba de espaldas en la banquita del patio de la escuela.

Sin inmutarse y con muchísima calma, como si Emilio no se hubiera sentado junto a ella, tomó su botecito de agua lo destapó, tomo un poco, hizo una pausa y contestó:

Los peces son siempre lindos, esperan con los ojos bien abiertos, suspendidos, sobre piedrecitas de colores, no hacen nada más, solo esperan.

¿Qué esperan? – preguntó Emilio sin voltear, mientras jugaba con un popote haciéndolo pasar por los espacios de la banca de metal.

Esperan- contestó ella- Esperan la noche, esperan la comida, esperan el cambio de agua, me esperan a mi; no debo regañarlos, ni retarlos, ni hay peleas, sólo escuchan, aunque parezca que te ignoran; por eso quiero ser pez , quiero ser un pez blanco con escamitas doradas, como aquel que vi en la tienda de animales , la que esta de camino a casa.

Los peces no tienen, papás ¿verdad? – preguntó Emilio

No- Contestó ella- Sólo son felices, eso quiero ser después, cuando crezca, no quiero las cosas horribles que les pasan a los adultos, o las peleas, o que de pronto se odian y se separan, o nunca más se hablan amablemente por que se divorcian, por eso quiero ser pez.

Emilio no dijo nada, siguió sentado con ella un rato, y casi al final de recreo dijo:

¿Quieres ser mi pez cuando seas grande?

Puede ser- contesto ella- ¿Quieres que yo sea tu pez?

Sí, sí quiero– dijo Emilio- un poco cada mañana y un poco más lo martes que ya no estas triste, y mucho cuando sonríes como ahora… espera, yo creo que mucho más cuando te conviertas en pez.

Está bien seré tu pez si consigues una pecera con piedritas de colores.

Bien – contesto él

Bien- dijo ella. Y no hablaron más en toda la semana.

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